Seis clubes, una selección, pero innumerables camisetas, si hablamos de modelos titulares, alternativos, especiales y demás artilugios del marketing deportivo para tentar a los fanáticos del fútbol. Maradona pasó del rojo tradicional de Argentinos Juniors -a veces cruzado por una banda blanca- al azul y amarillo de Boca, luego al blaugrana del Barcelona, más tarde al celeste típico napolitano, pasó fugazmente por el tradicional rojinegro del Parque Independencia, lució el blanco con vivos rojos del Sevilla, y fue un estandarte del celeste y blanco de la selección argentina. Hubo también colores que lo acompañaron en jornadas legendarias, como el inolvidable azul de México 86 ante Uruguay e Inglaterra, y de USA 94 ante Grecia, algún destello puramente blanco en sus inicios en La Paternal, un traspié ante el Manchester United con un Barca vestido de amarillo -cuartos de final de la Recopa de Europa 1984-, y ese mismo color que supo utilizar en varias oportunidades defendiendo la casaca del Nápoli. Con esa “maglietta gialla” napolitana fue que convirtió uno de los mejores goles de su carrera.
14 de octubre de 1984. Estadio Olímpico de Roma, con arbitraje del veneciano Paolo Casarín, por la quinta fecha de la Serie A el Lazio del Toto Lorenzo recibe al Nápoli de Rino Marchesi. Un duelo que protagonizarían el decimoquinto (Lazio) y el undécimo (Nápoli), tratando de zafar de la mitad de tabla para escalar algunos peldaños en las posiciones del Calcio. Maradona llevaba apenas algunos meses en la tierra de San Genaro y trataba de hacer pie en un equipo que en la temporada anterior se había salvado del descenso por un punto. Al día siguiente de ese domingo 14, se cumplirían ocho años del debut de Diego en aquel mítico partido con Talleres de Córdoba.
La Lazio del Toto alistó a Fernando Orsi: Daniele Filisetti, Massimo Storgatto (Fortunato Torrisi), Arturo Vianello y Gabriele Podavini: Vincenzo D’Amico, Francesco Fonte (Ernesto Calisti), el brasileño Batista, y Lionello Manfredonia: el danés Michael Laudrup y Bruno Giordano -quien tiempo después sería un socio fundamental de Diego en las conquistas del Nápoli-. Por su parte el Nápoli formó con Luciano Castellini (Raffaele Di Fusco): Moreno Ferrario, Giuseppe Bruscolotti y Simone Boldini: Paolo Dal Fiume, Walter De Vecchi, Salvatore Bagni, Costanzo Celestini y Diego Maradona: Daniel Bertoni y Luigi Caffarelli.
El partido ofrecía un aditamento especial: dos años después se enfrentaban el mediocampista brasileño Batista y Diego Maradona, justamente los mismos protagonistas de la única expulsión del Diez argentino en mundiales, la tarde de la eliminación argentina del Mundial España 1982. La oportunidad fue propicia para que el incidente quedara saldado mediante el cambio de casacas al final del partido.
La obra de arte de Diego (en colaboración con Bertoni) en 22 segundos.
El primer tiempo fue parejo, y en su desarrollo Diego Maradona sufrió el juego fuerte de los futbolistas de la Lazio, que entraron con vehemencia sobre la humanidad del astro argentino en varias oportunidades. A los 35′ abrió la cuenta Vincenzo D’Amico para el conjunto local, con un derechazo que encontró una floja respuesta del arquero Castellini, reemplazado más tarde por Di Fusco. En el segundo tiempo, rápidamente el visitante conseguría el empate, merced a una obra de arte de Maradona, con notable colaboración de su compatriota Daniel Bertoni.
Aquí el resumen de aquel empate de 1984 en el Olímpico de Roma.
Minuto 51. Pelotazo cruzado de Walter De Vecchi que busca a su número 10. Maradona, que va corriendo en cercanías de la media luna enemiga, gira en el aire para meterle el pecho a la pelota y colocar un pase exquisito hacia la posición de Bertoni. El delantero número 7, de espaldas al arco, toca de primera con pie derecho devolviendo la pelota a Diego, que la para nuevamente en su pecho, se le va un poquito larga pero resuelve con un toque mágico de su botín zurdo que va a dejar en ridículo al arquero Orsi, picando una vez en el área chica, pegando en el palo izquierdo del arco y metiéndose a la red para consumar una conquista que pasaría a la historia como uno de los mejores goles de Maradona en todo su periplo por el fútbol mundial. El encuentro finalizó de esa manera, 1 a 1, pero sin dudas que el gol de Maradona valió mucho más que aquel tanto inicial del Lazio, del que casi nadie se acuerda. La legendaria “maglietta gialla”, que se fue del Olímpico de Roma en poder de Joao Batista da Silva, hoy es parte del museo de un coleccionista napolitano, entregada por el propio ex futbolista brasileño.
En nuestro cierre musical, Maradona se sube al escenario para compartir un tema con la Bersuit Vergarabat. Nada más y nada menos que “El baile de la gambeta”…