08.02.2022
Hernán Gorostiza, un joven actor nicoleño que ha mostrado su talento no solo en los escenarios de San Nicolás, sino en diversos lugares más allá de nuestras fronteras, comenzó desde muy chico y aunque hoy ostenta su título de abogado nunca abandono, ni se bajó de las tablas.
Recuerda con cierta nostalgia, como comenzó a vivenciar en sí su atracción por la actuación. Lo primero fue la imitación de sus propios familiares, que a la vez se tornaban su propio público. Así nació su vocación, por observar y replicar con gracia a conocidos o personajes de la escuela.
Los recuerdos de sus inicios lo llevan a la escuela secundaria, “una vez vino una preceptora a buscarme con tono de reto, yo me preguntaba qué había hecho… al llegar a preceptoría estaban reunidas todas las celadoras para pedirme que imite a las profesoras que tenía, porque ya se había corrido el rumor que nos reíamos de eso. Cuestión que en vez de un reto se armó un show ahí nomás, fue algo que me sorprendió y ni mis compañeros se la esperaban”.
Pero más Pero mas allá de sus actuaciones frente a las reuniones familiares o las preceptoras, nunca había estado ante un público concreto, fue en el Club Social de Ramallo, durante una fiesta de cumpleaños, donde le pidieron que hiciera imitaciones, “en ese momento hice la risa de la tía cumpleañera, que hasta ese momento nunca lo había hecho anteriormente. Ella tiene una risa muy particular y en ese instante todo fluyó, fue épico, y luego le siguieron una avalancha de personajes”.
En cuanto a la actualidad le gusta formar parte de proyectos que generen conciencia, “Una invitación que despierte el ser agradecidos y a nuestros potenciales, que mantenga viva la historia, que inspire voluntad de progreso, que comparta conocimiento o simplemente celebre ni más ni menos, que la magia de estar vivos.Mis personajes preferidos para representar son los que rompen estructuras y son profundos con sus valores y principios, esos que en su “locura” están llenos de verdad.
Su primera experiencia a la que considera importante fue en cine con el largometraje “Divina obsesión”, dirigido por Nicolás Ballistreri, esto fue a sus 15 años y desde entonces, nunca dejó de formar parte del mundo del escenario y la pantalla grande. De ahí en más, su lugar fue Rosario donde estudio abogacía y participó en obras de teatro, cortometrajes, comedias musicales y operas.
Hernán, en la actualidad tiene un largo recorrido en el mundo del espectáculo que lo lleva a reflexionar, “me siento pleno cuando confluye la entrega, el juego y la sublimación, es ahí que la experiencia y los procesos personales de cada partícipe resultan en un Arte sublime que crea una nueva subjetividad transformadora del trabajo conjunto en un aprendizaje evolutivo que se multiplica, tanto hacia adentro con los intérpretes como en el impacto a cada espectador”.
Un artista nicoleño de calidad en lo que hace y en lo que piensa, en relación a su actividad y que no para de crecer. Es joven, con mucho camino recorrido y mucho aún por recorrer, “El verdadero arte, me ha brindado la posibilidad de conocer seres maravillosos con los que nos acompañamos, alguno más, otros menos tiempo de vuelo en esta vida, donde he descubierto el amor más allá de la edad, donde he crecido y forjado grandes amistades, donde he aprendido a respetar los gustos sexuales de cada persona, donde he jugado a ser niño y a ser anciano, en un campo atemporal, donde he brindado apoyo y he recibido el mismo en los momentos difíciles, donde me he divertido tanto y he vivido todo tipo de matices, la mayoría buenos y como la vida misma, otros no tanto, aquí, en el teatro de esta vida que me ha enseñado sobre la vida misma y donde también hace poco he tenido que despedir un gran maestro, Daniel Cicaré, por el ciclo mismo de la carne: siendo el actuar para mí, una gran metáfora de vida y que el tiempo se convierte en arte por su trascendencia, de lo que estoy seguro, además de que un día también moriré, es que hasta ese día me apasionará actuar y generar consciencia, siempre agradecido.”