Sol Ordás consiguió hoy en Buenos Aires, en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 la medalla de oro en remo
10.10.2018 La nicoleña se consagró en la final de single scull y logró la consiguió medalla femenina en la historia del remo argentino. El podio se completó con Suecia (plata) y Australia (bronce).
María Sol Ordás se quedó hoy con la medalla de oro en Remo al llegar en primer lugar en la competencia de Single Femenino y es la primera medalla dorada para Argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018.
Sol logró un tiempo de 1:43.81 mientras que el segundo lugar fue para Elin Lindroth de Suecia (logró la medalla de plata) y la tercera posición quedó en manos de la australiana Taylor McCarthy- Smith (obtuvo la presea de bronce).
Ordás ganó la primera semifinal que se disputó en el Dique 3 de Puerto Madero con un tiempo de 1:45.11 delante de la estonia Greta Jaanson (1:46.13), la australiana Taylor McCarthy-Smith (1:48.91) y la francesa Lucine Ahyi (1:50.23). fuente: N.A
Sus padres, ambos apasionados del remo y olímpicos
“Empecé a remar a los 12 años. Mis padres son remeros y fueron olímpicos. Al principio sentía la presión porque ellos fueron olímpicos y por todos sus logros, pero ahora esa presión se fue. Ellos nunca me la hicieron sentir” eso declaraba Sol en una entrevista anterior a los juegos .
Damián Ordás se casó con su colega Dolores Amaya y de ese matrimonio nació Sol, quien hoy acaba de ganar la primer medalla de oro femenino para la Argentina en toda su historia deportiva.
Damián y Dolores se conocieron en 1998 en Italia y para el año 2000 él debía competir en Sydney, Australia en los JJ.OO, juegos a los que Dolores debió renunciar al enterarse que estaba esperando un hijo, que se llamaría Juan Ignacio o Sol y ese hijo nacería aproximadamente el 5 de octubre. Finalmente fue Sol quien le dió “revancha ” a Dolores transformándose hoy en historia dentro del deporte argentino.
Papá Damián esperaba que Sol no se adelantara, que la fecha de su llegada fuera el 5 de octubre así el llegaba luego de competir en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Pero eso no pasó y el 24 (un día antes de la ceremonia de apertura) llegó ella, también hija de otra remera, Dolores Amaya, quién además había clasificado para representar a la delegación argentina en la cita olímpica que se realizó en la capital australiana.
Damián y Dolores, a diferencia de Sol, fueron de la camada de deportistas que sufrieron una de las peores etapas del deporte de alto rendimiento. Sin dinero, sponsors ni apoyo de los organismos oficiales, con trabajos paralelos y viajes costosos. Es más, gracias a ese grupo de deportistas que tanto lucharon por lo que correspondía, es hoy que este grupo de jóvenes atletas al que pertenece Sol pueden enfocarse exclusivamente en entrenar y competir.