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Se equivocaron al entregar personas fallecidas a sus familiares

Sanatorio UOM: se equivocaron de muerto. Dolorosos relatos .

Fotos ilustrativas de internet

14.11.2019 El jueves 23 de octubre fallecen en la clínica UOM una mujer y un hombre, cuyos destinos se cruzaran después de fallecidos.  Según los testimonios de sus familiares, ese cruzamiento tiene que ver con un posible acto negligente del personal del Sanatorio : recibieron los cuerpos cambiados. Gracias al instinto de uno de los familiares de los fallecidos, el caso no llegó a ser más doloroso aún, ya que uno de los cadáveres debía ser trasladado a Arrecifes, pero su hija abrió la bolsa del féretro arriba de la ambulancia, y se dio cuenta que no era su padre. También la hija del hombre fallecido denuncia presunta mala praxis. Aquí desarrollamos el relato minucioso de los hechos, a partir del testimonio de los allegados. También consultamos a las autoridades de Sanatorio para también tener su voz de los acontecimientos.

 

La hermana de Fabiana.

Fabiana estaba trabajando cuando le avisan que su hermana falleció. Le avisó uno de sus sobrinos que recibió el parte del fallecimiento de su madre, cuando estaba esperando el turno de la visita. Fabiana llega al Sanatorio  y se encuentra con su sobrino. Esperan a la otra hija de su hermana, para decidir los movimientos del velatorio. Estaba parada en el medio del Sanatorio cuando entra otra de sus hermanas notablemente exaltada.

Hermana: “Se están llevando a la flaca.”

Fabiana: “pero no puede ser, si aún no hemos preparado el traslado a la cochería.”

Fabiana sale al exterior del Sanatorio y se para por donde ingresan las ambulancias de la morgue. En ese momento observa a una mujer que se baja de una ambulancia que no parecía de San Nicolás. Esa mujer se llamaba Ivana y estaba llorando. Entre las lágrimas y los gritos Fabiana llega a comprender lo que repite reiteradamente.

Ivana: “Me estoy llevando un cuerpo que no es mío.” Fabiana intenta tranquilizarla a pesar del momento que ella también estaba viviendo.

Fabiana: “pero cómo, ¿está segura?”

Ivana: “si soy de Arrecifes, a mí se me murió mi papá y en la ambulancia de traslado está el cadáver de una mujer.”

La mujer se abraza como cansada a Fabiana, que pierde la mirada reviviendo en su memoria los gritos de su hermana “se están llevando a la flaca.” Sale corriendo, entra al Sanatorio y lo interpela a uno de los guardias.

Fabiana: “flaco,  se están llevando a mi hermana, le dieron el cuerpo a otra persona.”

Seguridad: “no puede ser.”

Fabiana: “es así, soluciónamelo ya.”

Fabiana y los familiares comenzaron a recorrer el Sanatorio en busca de una explicación. Reconoce que fueron agresivos porque la situación los desbordó.

Fabiana: “quiero ya un responsable que nos dé una explicación de lo que pasó”.

En Dirección le dieron una lista de nombres de los responsables y tres nombres fundamentales (como Fabiana lo asegura), los cuales no recuerda al momento de esta entrevista. Lo que sí recuerda es que no está la identidad de ninguno de los empleados que trabaja en la morgue, ni del responsable.

Afuera del Sanatorio, se desarrollaban las acciones que afectan a la otra punta narrativa de esta crónica, encarnadas en la figura de Ivana, quien además de negligencia a la hora de la entrega del cuerpo, también denuncia mala praxis por parte del personal médico del Sanatorio.

 

El padre de Ivana.

I

Ivana es oriunda de Arrecifes, como lo era su padre. Desde el 2 de octubre que internó a su padre, se alojó en la casa de unos amigos. El tiempo se estiró más de lo esperado. Es por eso que el 22 de octubre viaja a Arrecifes a buscar más dinero, necesitaba plata. Al otro día vuelve y se hace presente en el Sanatorio UOM a las 10 de la mañana. Cuando se acerca a terapia escucha el nombre de su padre, como el día anterior le dijeron que iban a pasar a su padre a “piso” (sala común) recorre los diferentes pisos preguntando. Como no la atendían se dirige a terapia y ve la cama vacía. Una doctora le dice no poder darle información, que se dirigiera a una oficina determinada donde le explicarán lo ocurrido. Ivana sospechó lo peor, pero también enseguida supo que a su padre lo había dejado estable y en buenas condiciones el día anterior. Mientras camina hacia la oficina recuerda la última conversación con su padre.

Padre: -“Ivana sácame de acá porque acá me van a matar y yo no me quiero morir en San Nicolás. Ayer un chico se llevó a su mamá porque no la cuidaban, y también a una mujer porque las enfermeras no la atendían”.

Ivana: “Mirá papá aguanta un poco más, que mañana entre las 9 y las 11 se cumplen las 72 horas del medicamento que te están dando para matar esa bacteria y nos vamos.”

En la oficina me atendió un médico que nunca habíamos visto, agrega Ivana.

Doctor: “a su padre le agarró un paro cardíaco y murió ayer a las diez de la noche. La intentamos llamar pero no pudimos contactarnos con usted”.

Ivana les pidió ver el cuerpo de su padre, pero le dicen que no puede hasta que llegue la morgue de Arrecifes y cumplan con los requisitos burocráticos. Cuando llega el chofer de la morgue de la ambulancia donde van a trasladar el cuerpo, le entregan el cuerpo al chofer. Una mujer le desliza la camilla y le pone unos papeles encima. Ivana observa cómo el chofer de la morgue de Arrecifes empujar muy fácilmente la camilla por la explanada  en subida, lo que le  extrañó en demasía ya que su padre pesaba casi 100 kilos. Cuando la camilla se va acercando, Ivana ve muy delgada la bolsa que contenía el cadáver.

Una vez en la calle el chofer sube la bolsa con el cadáver en la parte trasera de la ambulancia. Se suben. Al momento de ponerse en marcha, el chofer se acuerda que no retiró un papel de la morgue del sanatorio. Se baja y se introduce en el nosocomio. Ivana se encontró sola y la tristeza de la pérdida, se mezcló con la impresión de estar llevando el cadáver de su padre en la parte trasera del móvil. En la conciencia le retumbaba la última conversación con su padre y el pedido, “sácame de acá”. La hojarasca de emociones la obligó a bajarse de la ambulancia. Le faltaba el aire. En un momento observa por uno de los vidrios de la ambulancia, que de la bolsa que contenía el féretro brota una gasa a la altura de la cabeza. Pensó, “si mi padre no tenía gasas en la cabeza”. Entonces en un impulso se subió y abrió la bolsa, así comprobó que no era el cadáver de su padre, sino de una mujer. Salió corriendo en dirección al sanatorio, cuando llega a la esquina ve a una mujer parecida a la muerta que se llevaba en lugar de su padre. La mujer estaba llorando.

Ivana -“¿a usted llora porque se le ha muerto un pariente?”

Mujer -“sí, una hermana”

Ivana -“me la estoy llevando a Arrecifes, me la entregaron en lugar de mi padre”.

La mujer sale corriendo hacia el interior del Sanatorio repitiendo una frase a los gritos, “Se están llevando a la flaca.”

 

II

Ivana también denuncia mala praxis y negligencia por parte del personal médico y de enfermeros del sanatorio.

“El día antes a que mi padre se venga de alta tenía mucha tos. Aparece una doctora doctor y lo revisa, le digo que la herida de la operación estaba demasiado abierta. La doctora me dice que era normal, que hay doctores que dejan la herida así de abierta para que supure. Le pregunto por un hilo azul que asomaba de la herida pero me interrumpió, dijo que estaba todo bien y sacó un frasco de plástico para la orina pero lleno de azúcar, le tiró el azúcar en la herida y se fue.”

“Dos horas después el camillero vino a buscar a mi padre para hacerle la placa. El camillero les pide a las enfermeras que lo ayuden a cargar a mi padre. Las enfermeras le contestan que lo ayude yo, que a ella no las necesitábamos. Entonces el camillero, yo y el hijo del hombre que estaba cuidando a su padre internado en la cama vecina a la de mi padre, intentamos cargarlo en la camilla, pero al camillero se le resbaló la sábana y mi padre pegó un grito desgarrador al impactar contra la camilla. Lo cierto es que estuvo todo el resto del día y la noche quejándose de dolor”.

“Iba y le decía a las enfermeras y me decían “ahora voy y le pongo un calmante”, después me decían que ya tenía calmante, que no podían ponerle más. A la madrugada mi padre no daba más, fui pero las dos enfermeras estaban durmiendo. Cuando las desperté y vieron la hora les agarró la desesperación porque se había pasado la hora y no habían medicado a nadie”.

“A la mañana siguiente viene una de las doctoras que lo había operado. Le explico lo sucedido y cuando le despega la gasa a mi padre pega un alarido desgarrador, cuando le hunde el dedo en la herida le entra entero. Ordenó una operación urgente: tenía toda la herida abierta y se le había desparramado todo. Lo operan y cuando sale de la operación la doctora me dice que sigue dormido, que le va a costar unos días recuperarse y que está todo entubado”.

“El martes me dicen que está grave y que hay que esperar, el miércoles me dicen que está en gravedad extrema, que no se puede hacer nada y que hay que esperar, si tenés que hacer algo hacélo, porque acá no sos útil en nada, si tiene que pasar algo va a pasar estés vos o no, cualquier cosa te llamamos. Ese día me fui a Arrecifes a buscar plata, al otro día por la mañana, me comunican en la oficina que había fallecido.”

 

Sanatorio UOM

“Consultamos al Sanatorio de la UOM para consultarle por los hechos ocurridos. La respuesta fue que las contestaciones correspondiente se harán judicialmente, no a través de los medios de comunicación”.

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