Fotos: ilustraciones de internet. En la nota no hay nombres de víctimas o victimarios, ya que pueden existir delitos que la justicia denomina de acción privada y por obvias razones se preservan las identidades.
28.07.2018. Las redes sociales han reemplazado al teléfono sonando de las novelas negras. De otro lado del tubo, siempre una voz lenta y clara comunicaba algún conflicto en cuestión. Desde allí se iniciaba un infinito relato que demandaba ir para atrás, para adelante, buscar, tachar, descartar, creer, no creer, seguir, siempre con el fin de chequear y que el resultado de lo investigado, sea al menos correcto en su desarrollo. A partir de publicaciones que fueron apareciendo en Facebook, y vienen a reemplazar a aquella primera voz que anunciaba un posible tema a investigar, se fueron juntando relatos, datos, nombres, entrevistas cara a cara que denunciaban una serie de abusos. Poco a poco aquellas primeras voces se iban alejando de las finas telas del rumor, para ir avanzando hacia lo que podemos llamar un grado de veracidad, al menos para las herramientas con las que el periodismo mide tal concepto.
Aparece en la red social de Facebook una publicación de una joven quien acusaba haber sido acosada por otro joven mayor que ella que era coordinador en una empresa de viajes. Los tiempos de la acusación se remontaban a unos años atrás, cuando esta joven era menor, actualmente tiene 18 años. Esta primera publicación, produjo un efecto de réplica en otras jóvenes que sin conocerse y sin haber trabajado juntas, acusaban haber pasado por lo mismo. Con los relatos que se suman entonces, fueron apareciendo otros nombres. Aparece en escena una empresa de viajes (que tuvo dos nombres anteriormente). Junto a esta empresa aparece un nombre en particular como una constante en los relatos, como una suerte de personaje principal. También hay una mutual y dos boliches: uno en Villa Constitución y otro en San Nicolás. Las adolescentes que cumplían con el rol de tarjeteras, aseguran haber sido abusadas física y psicológicamente por un grupo de hombres mayores que pasan por diferentes edades. Hombres de la noche y hombres de negocios, los llamados coordinadores de esta empresa, eran el instrumento de venta de la empresa y eran manejados por el personaje principal de esta historia, esa pieza recurrente a las que todos los relatos referencian como el director de la orquesta, el jefe.
Esta trama se completa en el relato de las protagonistas, víctimas de esta historia que aún se sigue desarrollando, y como toda historia hay que saberla leer en los niveles más íntimos. A razón de los tres primeros relatos que se publicarán a continuación, dolorosos todos, pero particularmente desgarrador el número tres, podemos abordar en conjunto generándonos una pregunta: ¿el abuso era sistemático?
I
La entrevista del primer y segundo relato combina en un café.
“Te quiero como a una hija”
“Yo entré a trabajar a la empresa porque en ese tiempo salía a los boliches, y él (D. C.) el jefe, me conoció ahí, me pidió si quería trabajar para él como tarjetera, era más que nada vender entradas de boliches o de fiestas particulares que ellos hacían. Le dije que sí, en ese momento me pareció que estaba bien, que no tenía nada de malo, después cuando empecé a trabajar realmente me di cuenta. Cada tanto nos hacía ir a la oficina, a tener reuniones o para pedirnos que publicáramos en nuestras redes, él tenía nuestras redes y publicaba desde nuestras cuentas, nos hacía poner las claves y después ya le quedaban igual, por lo menos conmigo fue así. Para mí era todo normal en ese momento, yo no conocía a las chicas, yo entré sola y ellas ya se conocían entre ellas, y yo veía que tenía con ellas una relación rara, que las abrazaba y las tocaba y ellas no hacían nada. Cuando empezó a hacer lo mismo conmigo, intenté hablar con las chicas y preguntarles si no notaban que era raro el trato, y todas me decían “lo hace con todas, es normal”, entonces a mí me parecía normal, de hecho cuando venía una chica nueva a decirme si me parecía raro, yo le decía “es normal, es así con todas”. Te puedo contar particularmente lo que hacía conmigo, cuando me abrazaba me tocaba en forma de chiste y se reía él y se reían todos los chicos que estaban ahí, me tocaba las partes íntimas, me tocaba los pechos, la cola, lo más común que vi que le pasó a todas es una presentación que él hacía a un grupo de chicos, y él te presentaba y te hacía dar una vueltita, era como que te estaba mostrando a los chicos. Una vez me presentó antes unos tipos, eran todos mayores y después a los días, me llegó un mensaje de texto de uno de ellos de Rosario, que me dijo que éste, el personaje principal, le había pasado mi número, eso se lo hizo a todas, por lo que tengo entendido los chicos que eran coordinadores o tarjeteros que trabajan para él, le pedían los números y él se los pasaba…”
“…Él, el jefe, manejaba las tarjetas de un boliche de Villa Constitución , cuando íbamos con él en auto, la que se sentaba adelante, la iba tocando, nunca nadie dijo nada, yo nunca me senté adelante pero veía todo lo que pasaba. Otra de las cosas que te hacía era en el boliche, vos estabas bailando y él venía de atrás y te apoyaba y te decía cosas al oído, a mí las cosas que me dijo también se lo dijo a todas, te decía “en 5 minutos te espero afuera, andá sola”. Aparte de decirnos eso, iba y le contaba a los chicos como una especie de trofeo, que nos iba a ver afuera y todos los chicos sabían que íbamos a salir afuera a verlo a él, yo nunca salí y no creo que alguna haya salido. En una oportunidad, -esto es lo que me hizo dejar de ir a la empresa-, estábamos en el boliche de Villa Constitución , se me acercó de atrás, me abrazó, me apoyó y me pidió que le practique sexo oral ( sus llantos interrumpen la coversación). Yo nunca le contesté y me dijo que me esperaba en el auto afuera y se fue, nunca salí, me fui al baño y le pedí a mis amigas que me acompañen, les dije que me quería ir pero tenía miedo de salir porque él me estaba esperando afuera. Me dijeron que bueno, que esperemos un rato y que salíamos todas juntas. Yo tenía 16 años y él tenía más de 30 años seguro, después de eso no pude volver más, ni nunca más lo vi, por ahí me lo cruzaba por la calle, si lo veía cruzaba de vereda, le tenía mucho miedo, después de un tiempo volvió a hablarme. Nunca se mencionó el tema ni nada, pero como yo creía en ese tiempo que era normal que eso pasara, yo le hablaba como si nada pasara, hasta hace unos meses hablábamos como si nada hubiese pasado, no lo vi más pero sí tuve conversaciones con él…”
“…Ahí en la empresa vi de todo, tocaba a las chicas, le pedía a los chicos que trabajaban con él que las toquen, y hablando con las otras chicas que después se acercaron, eso lo hacía con todas y sé que hay muchas más que no se animan a hablar, de hecho las que trabajaron con él en ese momento que yo trabajé, vi lo que le pasó a todas, tampoco quieren hablar, tienen miedo. Hace mucho tiempo que lo quería contar, me decidí a hablar porque yo sé cómo se manejan ahí adentro, mi actual ex-novio que en ese momento era mi novio, entró a trabajar a la empresa y vi que tenía siempre todos chats de chicas de 15 años, veía los chats y las trataba raro. Me acuerdo una de las chicas le decía me voy a dormir y él le ponía que ganas de irme a dormir con vos y el tenía 23 años y las chicas tenían 14 o 15 años, le pregunté por qué hablaba así y él me respondió “así vendemos viajes nosotros”. Sí, pareciera que está sistematizada esa forma en esta empresa, pero no en todas, mi ex-novio antes había trabajado en otra empresa donde le prohibían hablar así con las menores, que ni siquiera dormían en el mismo hotel.
Me pareció que lo que pasé yo, pensé que lo había pasado yo y las chicas que trabajaron conmigo, pero yo sé que se siguen manejándose así, entonces por mí ya no puedo hacer nada, puedo contar la historia pero ahora no me ayuda en nada, yo quería contar la historia para que a otras chicas no le vuelva a pasar. Existe algo en particular que nos hizo creer que todo era normal, eso que el siempre nos decía, que nos quería como si fuéramos su hija, que él nos iba a cuidar, nos iba a proteger, y en ese momento no pensábamos que era algo malo lo que nos estaba haciendo. Mis padres no lo saben, porque personalmente me daba mucha vergüenza contar esto, nunca lo había hablado así personalmente con nadie, pero yo hoy no tengo ninguna herramienta legal para hacer nada, si les cuento a mis padres va a ser peor, porque mi papá lo va a buscar y lo va a matar, así que no sirve de nada que vaya y le cuente ahora…”
II
“Con él, con el jefe era buena la relación, tenía mucha confianza, pero cuando llegó a un punto extremo de acoso me alejé, tuve miedo, empecé a ver bastante atrevimiento, no me gustó nada ya cuando vi lo mismo en distintas chicas, me fui alejando. Yo era tarjetera en la empresa, hubo una secuencia en un boliche, estábamos entre amigos, hay testigos, él venía me abrazaba fuerte para que lo apoye. En una de las tantas, estábamos con mis amigos y vino de atrás y me agarró fuerte las tetas, me paralicé porque no me lo esperaba, me apretó fuerte, mirá que nunca me tocó un novio, ni mis padres, ni nadie. También me cargoseaba mucho, yo llegaba a la oficina y él me decía “ahí viene la tetona, ahí vienen las pechugas y después viene ella”. Yo tenía entre 15 y 16 años, hoy tengo 21 años, yo me animé a hablar, porque vi muchas que se animaron a hablar y me pareció justo porque hay muchas chicas que están trabajando actualmente en la empresa, que seguramente van a pasar por lo mismo. Hay una persona muy cercana a él que todavía sigue trabajando, que no sé cómo hacer para que abra los ojos, porque sé que le va a pasar lo mismo. A ésta chica la llevaba en el auto y le tocaba la pierna cuando iba de acompañante, le tocaba las piernas, le pedía masajes, nosotras con mis amigas estábamos atrás y veíamos…”
“… A mí también, cada dos por tres, me hacía dar una vueltita para los coordinadores cada dos, yo tengo pruebas de éste chico que es coordinador y fue escrachado, por el cual saltó todo, tengo conversaciones con él, donde él me decía que me quería comer el viernes, que me quería enseñar porque una noche yo le dije me voy a dormir, me puso te voy a enseñar a dormir. También he visto hoy conversaciones de mucho tiempo atrás, donde me decía que no me convenía ir porque sentía que lo provocaba, que yo lo provocaba. Tengo la certeza que el jefe y los coordinadores han estado con menores, él tenía contacto con nuestros padres, y cada dos por tres les mandaba un mensaje preguntando si yo estaba bien, porque ahora pienso seguro que le convenía para hacerse el amigo. Yo lo único que le conté a mis padres fue que él me cargaba y no me gustó la reacción que tuvieron, me dijeron por qué no les dije antes, que ellos me hubiesen dicho que no iba nunca más, sé que si le cuento a mi padre lo va a buscar y lo va a matar”.
III
La tercer entrevista de la que se desprende el siguiente relato, fue realiza semanas después a las dos anteriores. En el siguiente relato, si bien el jefe o personaje principal aparece, el foco de los abusos aparecen por parte de un profesor de taekwondo que también era coordinador, de otros coordinadores más y del dueño del boliche que aparece de forma reiterada y es de la ciudad de San Nicolás.
“Viejo verde, sos una pasa de uva”
“… Una amiga mía viajó a Disney, en el mes de febrero de este año, viajó con otra empresa, pero coincidieron con la empresa en cuestión, antes de que salte el nombre de este coordinador que escracharon por las redes, me contó que este pibe entraba a las habitaciones a despertar a las chicas y se le tiraba a la cama, o le saltaba arriba, no tiene por qué entrar, para eso hay coordinadoras mujeres. La coordinadora mujer de mayor confianza de la empresa (S), que trabajó junto al personaje principal durante el tiempo que la empresa de viaje adquirió los tres nombres, mi prima me decía que ella le hacía “la segunda” a los coordinadores con las pibas. Esta coordinadora mujer iba conmigo al colegio, por eso yo la conozco, incluso es ella la que me presentó a los coordinadores y a su jefe. Le pregunto a vos te hicieron algo? no, me dice cuenta una amiga, “yo estaba con mi grupo, pero veía todo”. Como a las 2 semanas que mi prima me cuenta, veo en Twitter las publicaciones de las conversaciones en snapchat con una menor, con nombre y apellido de este coordinador por el cual se destapa la olla. A la pucha, dije, el próximo que cae es el personaje principal de esta historia. Pensando en otras chicas que les puede pasar lo mismo, al ver que seguía sucediendo, me dispuse a hablar…”
“… Estuve en la empresa desde el 2008 al 2010, cuando tenía el segundo nombre, no el actual, tercero y último donde salta todo el quilombo a partir de este chico, el coordinador en cuestión, él es de la tercer camada, yo ya estaba en la segunda, corría el 2008 y recuerdo que cuando salías al recreo, imagínate, tenías a todos los coordinadores de todas las empresas tratando de vender sus servicios, desde principio de año.”
“A mi curso iba esta chica que es de confianza de ellos y estuvo en las 3 empresas, entonces ella me presenta a estos tipos, al personaje principal, y a tres pibes más. Yo iba al colegio Normal, esa empresa y esos pibes en particular, eran la “crema” del momento, entonces re-daba juntarse con ellos. Todos los mediodías íbamos a comer, y después nos íbamos con ellos a la oficina allí, habría tipo 5 de la tarde y cerraba a las 20: 30 más o menos. Íbamos todo el tiempo, hasta que me ofrecen trabajar para ellos, repartiendo tarjetas de un boliche de San Nicolás, que estaba por calle Nación. Yo tenía 16 años en ese entonces, les pregunto cuánto me pagan y me dicen que la paga es las consumiciones adentro, lo que quiera tomar es gratis. Tenía 16 años, no necesitabas plata para nada, si salías con 100 pesos volvías con 50 pesos, así que acepté y cometí el peor error de mi vida: empezar a trabajar con ellos.
Me empezaron a pasar cosas, yo era chiquita, no entendía nada de nada. En un momento me encara uno de los coordinadores (M), estábamos en la oficina, me dijo que era relinda y que hacía mi trabajo muy bien, llevaba mucha gente al boliche. Me encaró delante de todos, en la oficina del jefe de ellos, del personaje principal, recostados sobre una ventana, tomando mates con otros chicos. Tuve problemas en mi casa, porque se enteraron que el muchacho tenía 28 años y yo 16 cuando empecé a salir con él. Ese fue una suerte de inicio, que un tipo grande te encare, yo enganché, andaba a los besos, pero peor sucedió después…”
“… Uno de los coordinadores era y hoy sigue siendo profesor de taekwondo, ahora es policía (N), un día hablando me dice, veinte al gimnasio, a entrenar conmigo, estaría bueno que empieces, bueno dale le digo, me dice que la primera clase es gratis y que si me gusta se paga por mes. Llego al gimnasio y veo que no había nadie, pero bueno dije yo, es uno de los pibes de la empresa, no pasa nada. Me da el ambo para que me cambie, me voy al cambiador y él se mete y me dice, “la primer clase es gratis, pero vas a tener que hacer algo para que te enseñe”. El tipo se baja el pantalón y me muestra el pene, nunca había visto yo un pene en vivo y en directo, me dice “vení, ¿sabes hacer esto?”. No, le digo, “bueno vení que yo te enseño”, le digo, no mirá, no, no, avanza hacia mí y me dice “para nena, no pasa nada”, me agarra la cabeza y bueno, fueron tres segundos que me puso la boca ahí y el chabón eyaculó en mi boca, y yo lo tragué porque no tenía ni idea lo que era. Fue horrible. Ese día yo seguí entrenando igual (un llanto desgarrador corta la nota…) porque no sabía que era un abuso, y me consolé diciendo que bueno, que era algo que tenía que pasar. En ese momento no había redes sociales, no podía hablar con nadie tampoco, qué les voy a decir, “vos sabes que tal me metió su pene en la boca, no daba, pasó”. Ese día cuando llegué a mi casa empecé a vomitar, a vomitar, a vomitar, no podía tomar ni agua, se ve que me hizo mal tragar el semen y me tuvieron que llevar a la guardia, me tuvieron siete horas, dos con suero porque me estaba deshidratando.
Los días miércoles íbamos a buscar las tarjetas para el boliche, cuando fui, más de 20 personas, todos, pero todos empezaron a decirme “así que le chupaste la pija al profe de taekwondo, ya nos contó que fuiste a entrenar y ahí se la chupaste”, viste cuando vos decís, no me puede estar pasando esto, bueno, se lo habían contado todos con todos, y la versión era que yo había querido, que yo lo había provocado…”
“… A partir de aquel suceso, venían los coordinadores algunos y me decían “así que estás aprendiendo, el profe nos dijo que era tu primera vez, vení que yo te enseño, aquel no sabe nada”. Yo les decía que no, que yo no quería seguir con ese tema, ni andar con chabones más grandes, ya había tenido problemas con eso, había repetido, en mi casa me iban a matar. En la empresa me empezaron a tratar de trola, todos. A veces subíamos y bajábamos por el ascensor, actualmente te digo no me puedo subir a uno sola, con eso te digo todo, subíamos y bajábamos de a grupos de a 4 o 5, yo siempre quedaba para lo último. Una vuelta yo estaba bajando con 3 coordinadores, viste que el ascensor tiene la opción de detenerlo y apagar las luces, hicieron eso y se me vinieron los 3 encima y me tocaron hasta el alma, te juro, empecé a los gritos, salí, salí, se armó tal quilombo que empezó a sonar la alarma del ascensor, prendieron las luces y empezaron “hermana, no pasa nada, no te enojes, es una joda, te estábamos probando a ver cómo reaccionabas, de última aprendés cómo defenderte”. Bajamos, les dije que eran unos desubicados y me fui a mi casa, esa noche lloré mucho.
A pesar de todo seguí yendo, seguía teniendo relaciones con el chico de 28 años, que era como mi noviecito y con el cual sólo nos habíamos besado. Una tarde me invita a ir a su casa, voy, y esa tarde me quita la virginidad, eso está todo bien, fue de mutuo acuerdo. Pero a partir de ese día no me habló más, me forreaba y para mí había sido re-importante, yo a todo esto seguía teniendo 16 años, fue en el mes de mayo.
“… Mis amigas de secundario, se empezaron a enterar de todo, lo del ascensor, lo del profesor, de lo que andaban diciendo, así que un día antes de entrar a Francés, me sentaron en el kiosquito, “no nos queremos juntar más con vos, porque todo el mundo dice que sos muy puta, y nos están metiendo a todas en la misma bolsa y no da”. Ahí ya me había quedado sola. Pero el remate vino después. Una noche que estábamos en el boliche, el pibe de 28 con el cual había tenido mi primera vez, me llama “che, andá a la oficina a buscar más consumiciones”. Era como la 1 de la mañana, le pregunto si estaba abierta, tampoco estaba lleno el boliche para necesitar más consumiciones, “sí, sí, sí, está el Don adentro (R)”. El Don, era el dueño del boliche en ese momento, y que ahora es dueño de otro comercio. Nosotras lo conocíamos de hola y chau, nada más, entonces voy hasta la oficina que estaba en una mutual, entro, golpeo la puerta, me abre la puerta, cuando yo entro veo las consumiciones arriba de la mesa, “hola, vengo a buscar las consumiciones que me mandaron a buscar, las mías y la de otro de los chicos”. Cuando lo vuelvo a mirar a él, veo que está cerrando la puerta con llave. Fui seca “para qué cerraste la puerta con llaves”, me dice “vos querés todas las consumiciones”, le contesto que es lo que fui a buscar, entonces me dice “bueno, pero de acá no vas a salir tan fácilmente”. Empezamos a discutir, abrime la puerta, que sí, que no, abrime la puerta, él me decía que no y se empieza a desprender el pantalón. Le digo “qué estás haciendo”, me contesta algo así como “dale pendeja, que ya me dijeron que te encanta”, le digo que se levante el pantalón, que no voy a hacer nada con él, “viejo verde, sos una pasa de uva” le dije y ahí me manotea del brazo. Me empieza a zamarrear, lo empujé y se dio contra el escritorio, cuando vi que se cayó empecé a golpear la puerta para que me abrieran, sin darme cuenta que estaba puesta la llave, la vi, abrí y cuando estaba saliendo me agarran en la puerta el pibe de 28 años y un coordinador que después falleció en un accidente de moto. Me agarró un ataque de llanto, me preguntan qué pasó, “este viejo de mierda que se quiso zarpar y me zamarreó”- Aparece de golpe el personaje principal, el responsable de todos los coordinadores, el dueño de la empresa de viajes, me pregunto qué me pasó, les cuento y él junto con el pibe de 28 años se empiezan a reír, “a dale, hermana, no le hiciste nada, ningún favorcito, capaz nos daba más consumiciones”, yo seguía llorando y a los gritos le digo “mirá si le voy a chupar la pija al viejo ese”, y me voy. El coordinador que después se falleció , que era muy amigo mío desde hace años, y que se mata el día de mi cumpleaños, yendo para mí casa, sale atrás mío, “sácame de acá” le digo, enseguida me acompaña y me lleva a mi casa. Por 5 meses más o menos dejé de ir a la oficina y al boliche…”
“… Después de que falleció mi amigo el coordinador en el accidente de moto, fue un miércoles, el viernes de esa misma semana, había fiesta en el boliche con mi curso, no podía dejar de ir. Fui con dos amigos, esa noche dije yo no puedo estar más acá, porque de vuelta lo mismo, me mandaron a buscar las tarjetas a la oficina a la madrugada, el personaje principal me mandó puntualmente, yo me negué y ahí se enojó, “hermana no es así, si no te vas a poner el equipo, así no se puede”. Dejé de ir definitivamente.
Estuve enferma un par de meses, apenas me recupero vuelvo al boliche de calle Presidente Perón a trabajar. Esa noche me lo vuelvo a cruzar al chico de 28 años, con el cual yo había tenido mi primera vez, me dice, “Hola hermana, que hacés tanto tiempo, veo que te recuperaste, me alegro”, yo hablando de mi neumonía y pensando que él hablaba de lo mismo que yo, le digo que sí “no llegue a la internación pero estuve a punto”, ¿cómo que no te internaron?, me dice, si me dijeron que vos estabas internada en Luján, en una comunidad de rehabilitación para adictos, por tomar cocaína, “contaron el otro día en la mutual, nos contó el jefe” me dice, yo le contesto que no, que estuve “con los pulmones en la mano en mi casa por neumonía”. Después entendí, echaron a rodar ese cuento por que empecé a contar entre líneas lo que sucedía en esa empresa.
Salíamos a la puerta de la escuela, estaban ellos y yo le decía a los pibes, no vayan con esos tipos, vayan con la otra empresa de viajes, son mejores, estos son cualquiera. En cierta parte yo los había ensuciado hasta que tuvo que desaparecer el segundo en nombre de la empresa. Imagínate donde yo estaba se tenían que ir. En venganza de eso, contaron el cuento de que yo estaba internada por drogas. Aquella noche en el boliche que mi ex novio de 28 años me confía tal comentario, lo veo al jefe de los coordinadores, al personaje principal digamos, que está entrando al boliche con su mujer. Lo veo y me le voy al humo, le digo si podemos hablar, se sorprendió al verme, se quiso hacer el simpático, me dice que sí, que hablemos y nos hacemos a un costado. “Escuchame una cosa, la re-concha de tu madre, cómo vas a decir que yo estuve internada por drogas, no te hagas el pelotudo, me lo acaban de decir, estos dos meses estuve enferma y sin Internet en mi casa”. Lo llamo al chico de 28 años y viene. Cuando viene ya le veo en la cara que me quería matar, sabía que yo me le había ido al humo con lo que me había contado. Le digo, dale decile lo que me dijiste, se negaba, dale decile, hasta que lo acepta, lo mira al jefe y le dice, “yo te dije que te rescates con ella, que yo la quería y vos dijiste que estaba internada por drogas y cuando la vi la fui a saludar y le pregunté”. El jefe, el personaje principal, lo miró y se lo quería comer. Mi ex se va, quedamos solos, se confiesa, “boluda me sacaste todos los viajes”. Qué culpa tengo yo que ustedes sean unos hijos de puta.
“… Quería contar esta historia porque sé que hay muchas chicas que lo están pasando y si no hablo pueden pasar otras más por lo mismo”.
Secuelas físicas y psicológicas de un niño o adolescentes abusado
La mayoría de los traumas que ocasiona el abuso sexual en niños, adolescentes y jóvenes son de naturaleza psicológica debido a que, inicialmente al menos, la mayoría de las víctimas reaccionan con pasividad ante el abuso. Las razones que explicarían esta no resistencia al abuso pueden ser el miedo al uso de la fuerza física por parte del agresor, ignorancia, amenazas del abusador hacia su familia, sentimientos de desamparo, miedo a que sus madres o padres no les crean, o porque el abusador está en autoridad y dependencia económica. Sin embargo, una proporción de los niños, adolescentes y jóvenes sufren traumas físicos tales como lesiones, infecciones vaginales, dolor, prurito, lesiones o heridas, irritación en el área genital, sangrado o goteo inter-menstrual. Otros síntomas conductuales o psicológicos pueden ser ansiedad, jaquecas, irritabilidad, disturbios del sueño, cambio en los hábitos del comer, pesadillas, fatigas, quejas somáticas difusas.
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