24.11.2018. La superfinal de la Copa Libertadores de América entre los dos clubes más importantes de Argentina debía ser una gran fiesta del fútbol y el deporte en general, una buena oportunidad para demostrarnos como sociedad, que podemos ser mejores. Esto no sucedió, y una vez mas somos una vergüenza a nivel mundial.
Extrañamente la “seguridad” que debía cuidar al ómnibus que trasladaba a los jugadores de Boca, fue guiado por la Policía hacia una ” emboscada”, justo en una curva , donde el bus debía bajar la velocidad, cientos de fanáticos de River agredieron al vehículo generando daños materiales y físicos a los jugadores visitantes.
Estos violentos nada tiene que ver con los 66.000 almas que colmaban el monumental para ser parte de una gran fiesta del deporte, pero fueron, junto a los responsables del operativo de seguridad, los artífices necesarios para que hoy la violencia se adueñara de uno de los mas hermosos e históricos eventos deportivos del país.
Los responsables de custodiar las afueras del estadio deberian haber presentado la renuncia por tan deplorable trabajo, si es que no fue planeado….no fue una tragedia de casualidad, hasta el chofer del micro fue agredido, lo que podría haber generado un accidente con impensables consecuencias.
Desde la Secretaria de Seguridad de la ciudad de Buenos Aires se reconoció una “falla” en el operativo.
*El secretario de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Marcelo D’Alessandro, admitió hoy que hubo “una falla” en el operativo de traslado del micro del plantel de Boca y señaló que investigan connivencia dirigencial de River por irregularidades en el club.
Según D’Alessandro, la primera voz gubernamental en hablar cuatro horas después del incidente, el operativo de seguridad “contuvo a más de 100 mil personas”, entre las que había “muchas con entradas falsas y que propiciaron con hechos de violencia”. (*fuente A24)
“Nos deja en evidencia como sociedad”, sentenció el Muñeco Gallardo luego de los incidentes.
Marcelo Gallardo se lamentó por todo lo que había pasado pero que reflejaba una triste realidad. “Hay gente que empaña una fiesta aunque más de 60 mil personas se bancaron siete horas dentro de la cancha”.
