La escuela en la Unidad Penal, es como todas las escuelas del sistema educativo bonaerense, tiene sus sillas y sus mesas, sus afiches que hablan de la igualdad ante la ley, pizarrones memoriosos de tanta tiza y tanto borrador. Solo se distingue de cualquier escuela que, su puerta principal es una reja y tiene un candado. En su patio cerrado por un tinglado flamea en un mástil la bandera argentina y la provincial. Pero hoy, viernes, una música distinta suena en el equipo de la escuela, un conjunto Untza con su tema “Aldapan Gora”. Esta canción pop vasca dice: “Paso a paso…cuesta arriba”.
Y alrededor de las aulas, un aroma a pollos, arroz y especias se va metiendo vertiginoso por los pasillos, pabellones y por la guardia. Los delantales rojos y verdes mueven a hombres y mujeres a caldear, revolver, sazonar y a escuchar un “al arroz le falta un minuto”. ¿Qué clase de personas pueden percibir que solo faltan sesenta segundos para la cocción exacta? Ellas y ellos que, desde el 2002, por mandato de sus padres y en plena crisis decidieron abrazarse a los delantales. Que por entrar en una cárcel a cocinar, cambian sus pantalones cortos, abandonan el tinto y las viejas canciones, que dejan la nostalgia y su gritos; para enfrentarse cara a cara con los fabulosos ojos de la solidaridad.
Hoy los vimos, moverse en una cárcel de máxima seguridad; hoy los vimos cocinar como si fuera su casa; con el mismo respeto pero si olvidarse del trabajo “vinimos, como siempre a servir” y trajeron nuevos cocineros, un profesor una alumna del INSFT 178 de la carrera de gastronomía. Y hoy viernes, que cada semana se piensa en el sábado, porque viene la visita; por un momento todos quieren vivir el viernes. Porque hay dos nuevos egresados del terciario y todos están sentados a la mesa, los tres años. Y los del secundario, que festejan haber terminado un año, y están todos sentados a la mesa.
Estos cocineros del Centro Vasco “Euskal Etxea” están cerrado el año de su programa “Etxe Nasaia” que funciona en su casa de calle Belgrano; se llegaron hasta el corazón de la cárcel para acompañar el cierre de año del Anexo ISFT Nº 178 y para conmemorar los 25 años de la creación de este instituto superior.
“Nos llevamos más de lo que dejamos”
Ahí están todos, uniformes y delantales; togas y camperas; y remeras grises y azules, a cabeza descubierta; descerrajando sonrisas que hacen parecer que este viernes tiene alma de sábado, de día de visita. Y ahí está Andrea Donaires y Edgardo Santiesteban sacándose la foto de egresados al lado de una torta con un 25 de colores…que va siendo rebanada por Pedro con la misma precisión y delicadeza que un colibrí se posa en una flor. Hay emoción y olor a comida; hay una frase que recorre las mesas, la directora Mirta Vázquez cuenta que los egresados, esos que comenzaron a cursar y que algunos se recibieron en el Anexo y otros que terminaron en sede; están estudiando y trabajando. Un docente, Román Roncolato, asegura que en este viernes; “Sepan que somos conscientes que en esta tarea, como docentes, recibimos más de lo que damos. Y que sin ustedes, parte fundamental del engranaje, esta maquinaría de horarios establecidos, de rutinas administrativas y compartir conocimientos, no sería posible. No sería posible la educación”.
Por su parte el Inspector, Germán Flores Capriotti, saludó al servicio penitenciario por ofrecer recursos y personal; al cuerpo docente por el trabajo anual y la vocación de los alumnos por superarse día a día; por la voluntad y el empeño; por dejar que el conocimiento se meta en sus vidas para dejar de lado las rejas.
Hay abrazos, saludos protocolares, promesas que se van a cumplir el año que viene, compromisos para el futuro, pactos que no se pueden romper. La escuela se va vaciando, se juntan las bandejas plásticas de las mesas; se llevan algunas porciones a los pabellones. Es viernes y todavía resuena…Aldapan Gora en un idioma extraño que nos aconseja que cuando estamos perdidos porque los mapas no son seguros, “Paso a paso…cuesta arriba”. Mañana llega la visita pero hoy es un viernes distinto.
es como todas las escuelas del sistema educativo bonaerense, tiene sus sillas y sus mesas, sus afiches que hablan de la igualdad ante la ley, pizarrones memoriosos de tanta tiza y tanto borrador. Solo se distingue de cualquier escuela que, su puerta principal es una reja y tiene un candado. En su patio cerrado por un tinglado flamea en un mástil la bandera argentina y la provincial. Pero hoy, viernes, una música distinta suena en el equipo de la escuela, un conjunto Untza con su tema “Aldapan Gora”. Esta canción pop vasca dice: “Paso a paso…cuesta arriba”.
Y alrededor de las aulas, un aroma a pollos, arroz y especias se va metiendo vertiginoso por los pasillos, pabellones y por la guardia. Los delantales rojos y verdes mueven a hombres y mujeres a caldear, revolver, sazonar y a escuchar un “al arroz le falta un minuto”. ¿Qué clase de personas pueden percibir que solo faltan sesenta segundos para la cocción exacta? Ellas y ellos que, desde el 2002, por mandato de sus padres y en plena crisis decidieron abrazarse a los delantales. Que por entrar en una cárcel a cocinar, cambian sus pantalones cortos, abandonan el tinto y las viejas canciones, que dejan la nostalgia y su gritos; para enfrentarse cara a cara con los fabulosos ojos de la solidaridad.
Hoy los vimos, moverse en una cárcel de máxima seguridad; hoy los vimos cocinar como si fuera su casa; con el mismo respeto pero si olvidarse del trabajo “vinimos, como siempre a servir” y trajeron nuevos cocineros, un profesor una alumna del INSFT 178 de la carrera de gastronomía. Y hoy viernes, que cada semana se piensa en el sábado, porque viene la visita; por un momento todos quieren vivir el viernes. Porque hay dos nuevos egresados del terciario y todos están sentados a la mesa, los tres años. Y los del secundario, que festejan haber terminado un año, y están todos sentados a la mesa.
Estos cocineros del Centro Vasco “Euskal Etxea” están cerrado el año de su programa “Etxe Nasaia” que funciona en su casa de calle Belgrano; se llegaron hasta el corazón de la cárcel para acompañar el cierre de año del Anexo ISFT Nº 178 y para conmemorar los 25 años de la creación de este instituto superior.
“Nos llevamos más de lo que dejamos”
Ahí están todos, uniformes y delantales; togas y camperas; y remeras grises y azules, a cabeza descubierta; descerrajando sonrisas que hacen parecer que este viernes tiene alma de sábado, de día de visita. Y ahí está Andrea Donaires y Edgardo Santiesteban sacándose la foto de egresados al lado de una torta con un 25 de colores…que va siendo rebanada por Pedro con la misma precisión y delicadeza que un colibrí se posa en una flor. Hay emoción y olor a comida; hay una frase que recorre las mesas, la directora Mirta Vázquez cuenta que los egresados, esos que comenzaron a cursar y que algunos se recibieron en el Anexo y otros que terminaron en sede; están estudiando y trabajando. Un docente, Román Roncolato, asegura que en este viernes; “Sepan que somos conscientes que en esta tarea, como docentes, recibimos más de lo que damos. Y que sin ustedes, parte fundamental del engranaje, esta maquinaría de horarios establecidos, de rutinas administrativas y compartir conocimientos, no sería posible. No sería posible la educación”.
Por su parte el Inspector, Germán Flores Capriotti, saludó al servicio penitenciario por ofrecer recursos y personal; al cuerpo docente por el trabajo anual y la vocación de los alumnos por superarse día a día; por la voluntad y el empeño; por dejar que el conocimiento se meta en sus vidas ara dejar de lado las rejas.
Hay abrazos, saludos protocolares, promesas que se van a cumplir el año que viene, compromisos para el futuro, pactos que no se pueden romper. La escuela se va vaciando, se juntan las bandejas plásticas de las mesas; se llevan algunas porciones a los pabellones. Es viernes y todavía resuena…Aldapan Gora en un idioma extraño que nos aconseja que cuando estamos perdidos porque los mapas no son seguros, “Paso a paso…cuesta arriba”. Mañana llega la visita pero hoy es un viernes distinto.