En medio de toda la locura mundial por el Covid 19, el fútbol, como la enorme mayoría de las cosas pasaron a un segundo o tercer plano. Pero justamente por la pelota, un nicoleño está en Hong Kong, bastante de cerca de la zona cero de la pandemia. Leandro Basan, el delantero viste la camiseta del Rangers de la primera división del país vecino de China. Y así cuenta su historia.
– Estando ahí, lejos de todo y a su vez cerca del origen ¿Cómo estas se vive todo esto allá?
– Yo estoy más o menos a 20 minutos de Wuhan, donde empezó todo. Cuando se me estaban terminando las vacaciones hable con el manager del club para ver cómo estaba el tema y decidí viajar. Desde que llegué, todo el día con barbijo, porque acá la gente nunca dejó de andar en la calle. De todas formas, acá es normal ver que se usa el barbijo porque hace unos años hubo una pandemia similar, el Sars (en 2003), donde murió mucha gente. Más allá de eso, hoy por hoy todos lo usan y si no lo tenés puesto, la gente se te aleja.
– Por lo que contas, la vida normal sigue ¿Y el fútbol?
– Estuvimos jugando a puertas cerradas los últimos partidos, recién hace dos semanas que se pararon los entrenamientos y totalmente el fútbol, incluso se dice que se va a terminar el torneo. Fuimos al consulado para ver si podemos volver a Argentina y recién en tres semanas nos pueden dar una respuesta. Se hace difícil el día a día, pero acá al menos podemos salir, no como en Argentina. Creo que el uso de barbijo y alcohol en gel para todos es una buena medida a tomar luego del fin de la cuarentena.
En lo estrictamente futbolístico, la historia de Basan pese a recién tener 30 años recién cumplidos, está llena de capítulos. El baby lo realizó en El Fortin, General Rojo y Newell´s de San Nicolás. Ya en inferiores se fue a Rosario para jugar en Central, donde no pudo continuar por problemas económicos, pasó por Fútbol San Nicolás, Somisa, cuando todavía era Del Acuerdo y allí, el Topo Viglione, con apenas 13 años lo hizo debutar en primera. Con edad de Octava, Independiente de Avellaneda golpeó sus puertas, aunque estando ahí, un fin de semana de visita en San Nicolás se accidentó, quedando más de un año inactivo. Luego, el técnico que tenía cruzó la vereda par ir a Racing y el siguió el mismo camino. Paso a paso logró llegar hasta primera división con Miguel Russo en la primera mitad de 2011, aunque no alcanzó a debutar en la Academia. Después de que el hoy dt de Boca se marche, a Leo lo bajan a mi categoría, decidiendo volverse a nuestra ciudad y como el confiesa: “Con muchas ganas de dejar de jugar”.
– ¿Qué pasó en ese momento que las ganas de jugar se habían ido?
– Justo había nacido mi hija, extrañaba mucho, quería estar con ella. En Racing me ayudaron un montón, yo era muy desobediente. Muchas veces me aceptaban y me bancaban por el tema rendimiento, en el fútbol es así. Igual, yo estaba pero no estaba, el deporte había pasado a un segundo plano. Entonces, como mi viejo está en la construcción, no lo pensé mas, me imaginaba trabajando con mi papá y disfrutando de la familia.
– Finalmente seguiste jugando ¿Te volviste a sentir bien con la pelota estando cerca de los tuyos?
– Jugué en La Emilia, Defensores y varios clubes más pero el fútbol no era donde yo quería estar. Seguía por la cuestión económica, que me servía. Recién cuando estuve en Rivadavia de Venado Tuerto hice el clic. Me volví a sentir profesional, me sentí importante, justo le hice un gol a Newell´s por Copa Santa Fe y gente de ellos preguntó por mí. Apenas tres años atrás me decidí a vivir de esto y buscar un futuro mejor para mi familia. Después de Douglas y del paso por General Rojo, donde me sentí como en casa, salió la chance de venir para acá. Gracias a Dios y al apoyo de mi familia se me fue dando todo para estar terminando un año muy bueno, con 12 goles en la misma cantidad de partidos y tercero en la tabla de goleadores.
– ¿Cómo se dio tu llegada a Rangers?
– Hace un tiempo, la persona que me trajo acá me había propuesto ir a Malasia y yo no me animaba, me costó tomar la decisión. Ahora sabía que se podía dar, que estaba la chance, charlamos con mi mujer y mi hija para decidir que venga. Cuando llegaron el contrato y los pasajes un mes antes de viajar estábamos todos contentos, porque era el cambio que buscábamos, pensando en el futuro. Pero los últimos días antes de viajar costó, uno se daba cuenta todo lo que iba a extrañar.
– Uno ve imágenes de donde estás y se imagina un país diferente al nuestro ¿Cómo es Hong Kong?
– Por ahí es un poco complicado porque son muy diferentes a nosotros, pero es un país hermoso y la gente es muy buena. El país es una colonia inglesa, estoy a diez minutos de China oriental y es lo mismo, la verdad que es muy lindo hasta para quedarse a vivir. Acá la gente descansa muy poco, viven a mil por hora, pero hay muchos brasileros, tengo un compañero paraguayo, incluso hay más argentinos en otros equipos y ayudan. Al principio costó la adaptación, donde mucho tiene que ver el idioma. Acá se habla cantonés (una variante del chino), mucho inglés y yo no sabía nada de ninguno. Pero de la mano del rendimiento futbolístico empecé a estar mejor. Hoy estoy aprendiendo algo de inglés para el día a día.
– Más allá de la familia ¿Qué es lo que más se extraña estando tan lejos?
– A mi me gusta mucho juntarme en la semana con amigos a comer asado y eso se extraña. Otra cosa es el día a día del futbol. Allá estaba acostumbrado a ir un rato antes de entrenar, tomar unos mates y después del entrenamiento, lo mismo. Acá llegamos, entrenamos y nos vamos. También se extraña mucho la comida, es bastante diferente.
– ¿Dónde situarías el nivel futbolístico de Hong Kong comparado con nuestro futbol?
– Acá sería como la segunda división de China oriental. Se corre mucho, se juega a dos toques, igual los chinos no te dan la pelota como en Argentina. No se ve mucho que encaren o apuesten al desnivel mano a mano, pero tácticamente son buenos y la jerarquía se la dan los extranjeros. Hay muchos brasileros, croatas, españoles, ingleses, serbios y africanos. Yo lo pondría a la altura de un Federal A, por ahí sin meter tanto pero más técnico.
– Si bien en este contexto es complicado pensar en lo que viene, también es raro no imaginar el próximo paso. ¿Pensás en seguir jugando afuera o en volver a nuestro país?
– Jugar en un nivel superior en Argentina, un Nacional B o mi cuenta pendiente de haber jugado en primera. Pero hay que ver cuándo termina esto y lo que viene. Acá hay muchas posibilidades de seguir y estar afuera del país sirve mucho en lo económico. Pero dejo todo en manos de Dios.
A un toque
Ídolo: Román Riquelme
Referente en tu puesto: Gabriel Batistuta
Referente de otro deporte: Emanuel Ginóbili
Mejor equipo que jugaste: Defensores de Villa Ramallo, era un equipazo con grandes jugadores
Socio en la cancha: René Lima
El gol más lindo: Con Sportivo Rivadavia de Venado Tuerto a Newell´s en su cancha por Copa Santa Fe, se la pique al arquero.
El gol que más gritaste: Con Defensores, le ganamos 1 a 0 a la CAI, un lindo gol de tiro libre en el último minuto. Por cómo se dio el partido y todo fue el que más grité.
Un maestro: Miguel Ángel Tojo, lo tuve en Racing mucho tiempo y fue un verdadero maestro.
El lugar más lindo que te tocó jugar: La Bombonera. Jugué ahí con la reserva de Racing, fue una experiencia inolvidable.
Un lugar de San Nicolás: Mi barrio, 9 de julio, no lo cambio por nada.
Un amigo del futbol: Hay varios, René Lima, Nico Bossoletti, Fede Abruzzi, Joni Rodríguez, Fede Scoppa, Damián Oviedo y Nacho Aseff.
Un amigo de la vida: Mi mejor amigo es mi hermano Maxi, el más fiel de todos.
Nicolás Pastocchi
@nicopastocchi