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Héctor Vilmar: un obrero del teatro

19.09.2021 Héctor Vilmar es tímido como le corresponde a los artistas. Hasta la edad de 15 años vivó en el campo, más precisamente en Los Cóndores, provincia de Córdoba.

Su padre quería que fuera músico, era fanático del cuarteto. Le compra un acordeón a piano a los 6 años y lo manda a estudiar. A los 14 años debuta en un grupo de cuarteto del pueblo, tocaban en un boliche llamado La Mendocina en Embalse Río tercero…

-Pero yo de chico escuchaba los radioteatros y con los boyeros que trabajaban con mi padre en el campo, íbamos siempre a los circos gitanos, los cuales en su repertorio tenían funciones de teatro-

Hasta ese momento viajaba todos los días 30 kilómetros en bicicleta hasta el pueblo de Alma Fuerte para cursas la secundaria, en el camino más de una vez se cruzó con pumas y cóndores. A los 15 años le dice a su padre que va a dejar de tocar y que va a empezar la secundaría en Río Tercero, porque un tío le consiguió trabajo como cadete en la Intendencia.

Se instala en la ciudad, hasta que el 25 de noviembre de 1959, el mismo día que muere el gran actor Gérard Albert Philip, debuta ante público en una obra llamada “Mancebo que casó con mujer brava”, en club Fábrica Militar, que en aquel tiempo se llamaba Casino:

-Me dirigía un hombre de apellido Cobasi, que es el abuelo de la compañera del jugador Caco Colla que tiene el negocio, La casa de las lámparas, aquí en la ciudad-

Continuó haciendo teatro en Río Tercero hasta que a los 18 años tomó una rotunda decisión mirándose en un espejo:

-Me voy a Bs As a triunfar como actor-  Pero cuando llega a la terminal de colectivo lo invadió el miedo de estar solo en la gran ciudad, entonces ve que un colectivo iba camino a San Miguel de Tucumán. Vilmar, se acordó que allí vivía un tío y se subió al colectivo.

Lo primero que hizo en Tucumán fue conseguirse un trabajo y conectarse con el Teatro San Martín de Tucumán. Allí actúa y se perfecciona en el Conservatorio del teatro junto a los actores, mimos y titiriteros Enrique Rima y Roberto Espina.

Años más tarde se va a Mendoza, su llegada coincide con el incendio del Teatro independiente de Mendoza. Allí conoce al director del diario Los Andes y director del Instituto Cuyano de Cultura Hispánica José Tobar. Queda seleccionado para el papel principal de una obra muy conocida cuando lo convocan al Servicio Militar en Córdoba, intentaron que lo pueda hacer en Tucumán para participar de la obra pero no pudieron.

En 1981 ingresa a La manzana de las luces de la ciudad Bs As, cuyo lugar es el más importante de Sudamérica en materia de teatro independiente. La primera obra que interpretó es “Las mano de Eurídice”, obra que lo tiene como el actor argentino que más veces la interpretó. 

Su referente es Ernesto Bianco pero compartió escenario con Daniel Tiners, Adriana Magi, Rey Charol, Lautaro Murua, Roberto Escalada, y Amelia Benci.  Sus trabajos fueron la venta y el teatro independiente.

Trabajó 18 años en Jabón Federal y venía a San Nicolás a ver al personal de COPESA, tras quedar viudo y años más tarde formar pareja con una nicoleña, arribó a nuestra ciudad de manera definitiva en el año 2003. Trabajó en varias obras y en unos meses su talento y su nombre no pudo pasar desapercibo en las tablas de la ciudad. Cuando se le pregunta por su trayectoria no duda en decir:

-Yo tuve la suerte de ser un obrero del teatro-

 

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