Entre idas y vueltas, diferencias creativas, egos personales y desgaste; John, Paul, George y Ringo lograron terminar el disco a regañadientes. Se puede ver cómo el propio McCartney quería seguir adelante con el proyecto, remarcando acordes y melodías, que no le hacían gracia a Harrison; con el que tuvo muchos roces y dejó colgado literalmente al grupo, sin presentarse a la grabación.
Otro de los “problemas” era el comportamiento de Lennon, siendo sarcástico en la mayoría de su tiempo y haciendo lo que se le antojaba; sin embargo había momentos de disfrute y ganas de componer junto a McCartney.
El trabajo de Peter Jackson a la hora de compaginar y armar este producto es para aplaudir, ya que pudo reflejar y contar la historia real de los hechos que se vivieron en esas caóticas sesiones, cerrando con un final maravilloso.