Mick Jagger y Keith Richards eran conocidos de la infancia, y se volvieron a ver diez años después en un tren. Mick llevaba consigo unos discos, y eso entusiasmó a Keith. Así que como ambos gustaban del rock and roll, los adolescentes Mick Jagger y Keith Richards sumaron a Brian Jones para formar una banda: The Rolling Stones.
En 1963 tocaban en el Crawdaddy Club, donde hicieron sus primeros fans, incluidos cuatro conocidos músicos de Liverpool. Uno de ellos, George Harrison, los recomendó a la Decca y les prestó a un asesor como manager, Andrew Loog Oldham. Entonces grabaron su primer sencillo: “Come On”, de Chuck Berry. En tiempos de singles, también llevaron al vinilo un tema de los Beatles, “I wanna be your man”, que fue el primer éxito de la banda.
En recta directa al éxito, los Stones grabaron un poker de álbumes que selló la historia del rock and roll crudo: “Beggars banquet” (1968), “Let It Bleed” (1969), “Sticky Fingers” (1971) y “Exile on main Street” (1972). Basta de generación del amor, basta de Flower Power: el mundo de Vietnam y la guerra fría se caía a pedazos y allí Jagger/Richards encontraron su mejor sintonía para dibujar pesadillas musicales. Después de esa seguidilla pasaron algunas cosas. Entraron y salieron algunos músicos (Mick Taylor, pasajero, Ronnie Wood, para siempre); la policía se encaprichó con Richards, y otros discos no anduvieron demasiado bien.
Recién en 1978 los Stones volvieron al éxito. El LP “Some girls” se convirtió en su récord de ventas. Después, unas placas más y “Tattoo You”, en 1981, con su último Nº1 en los rankings: “Start me up”.
Las últimas tres décadas de los Stones corren de un modo distinto. Como amoldándose a los tiempos, sus últimas placas no despertaron el mismo entusiasmo, pero la banda creció y crece con las actuaciones en vivo. En la FONOLA de hoy le sacamos la legendaria “lengua” stone al último domingo del quemante febrero, y compartimos el quemante rock and roll de los Rolling. Pasen y escuchen…