25.10.2020
Es llamativo pensar como aún no se ha tomado una real dimensión de la pandemia en nuestra ciudad. Esta semana se alcanzó la cifra de 100 fallecimientos, y sin embargo, el dato duro, numérico, solo quedó en eso, en un dato informativo.
La sociedad nicoleña, en casi todos sus ámbitos y actores, a excepción de los trabajadores de la salud institucionalizados (vale la aclaración porque pareciera una paradoja que en una ciudad con una alta matrícula de profesionales, los directivos de las instituciones sanitarias mencionen su escasez… es decir el recurso existe, pero no está afectado a la atención institucional…), se encuentra sin acusar recibo de la gravedad de la situación.
Es así como en el día de hoy, en pleno pico de contagios, los controles se flexibilizaron hasta casi su ridiculez (los retenes de tránsito en los ingresos son solamente simbólicos), la industria y los comercios retomaron su ritmo y caudal casi normal de atención, y sobre todo los jóvenes desafían y transgreden cualquier medida de prevención y cuidado.
Las medidas sanitarias, que debieran ser rectoras y normativas, no lograron traducirse en acciones efectivas, y más allá de ello, el espacio opositor aprovechó la agenda, para utilizar una movilización ideológica, como son las marchas anticuarentenas y los caudales de redes sociales, que lo que pareciera buscar es esmerilar a un gobierno con, al menos inoportunos, pedidos de libertad, democracia y justicia, sin pensar en cómo se potencia el desapego a un necesario cuidado.
Como corolario, la agenda comunicativa se ha transformado prácticamente en un registro de contagios y fallecimientos , sin recabar en la verdadera incidencia y gravedad de la situación: un sistema que se encuentra trabajando a un nivel altísimo de ocupación, y que no es sustentable en el tiempo, ya que el cansancio en los trabajadores no es recuperable en el corto plazo.
Ampliar y dotar de recursos humanos a los efectores (con firme decisión política de volcar recursos en el pago de estos actores), priorizar la agenda sanitaria de cuidado y prevención de contagios, aislar y seguir sistemáticamente a los contactos estrechos en sus domicilio, para frenar la cadena de contagios y llegar a tiempo a intervenciones que eviten la internación, privilegiando asimismo la protección a los trabajadores sanitarios involucrados, pueden resultar medidas que ayuden a frenar una saturación que parece inminente.
De no ceder esta alta contagiosidad, cuasi “liberada”, el camino cierto será una inexorable imposibilidad de recibir y atender estos pacientes, vecinos, amigos y familiares de cada uno de nosotros.
Y ya las imágenes que parecieran noticieros de otros países, no las veremos por televisión, sino que podrán ser vividas en nuestra propia ciudad…
[…] en el futuro ante una posible tercera ola donde el confinamiento difícilmente sea la salida. Esto decíamos cuando la ciudad llegaba a los 100 muertos por COVID 19 y todavía no había una sola vacuna en […]