Engánchate conmigo.
Cuatro niños desarropados juegan con una muñeca rota y sucia. Entre los cuatro la tironean y la muñeca salta por el forcejeo y va a parar a la puerta de la casilla. Una niña de unos cuatro años, más hábil que los otros se adelanta y va por la muñeca, la levanta por la cabeza y con ella también un cable de electricidad que por milagro no la electrocuta.
Al filo del incendio, del peligro, del surménage eléctrico, viven alrededor de 200 familias en el asentamiento que se levanta atrás de los barrios San Martín y San Jorge, que se formaron a partir del nacimiento de la segunda industrialización de San Nicolás, más precisamente con la llegada de la Textil Estela, que queda trunca con la privatización de los años 90.
El asentamiento se viene formando hace al alrededor de 8 años y a pesar de las reuniones que han tenido los vecinos con representantes del municipio no han obtenido repuesta. De los tendidos eléctricos de las calles Carbajo, María Luisa de Nuñez y Miró que pertenecen a Barrio San Martín y San Jorge, los vecinos tienden cableados hacia el interior del asentamiento, generando una maraña de cables que al simple golpe de vista dan sensación de peligro y de vulnerabilidad. En los últimos años se incrementaron las familias que levantan sus casillas en el lugar y las problemáticas se profundizan, sobretodo el hambre y la deserción escolar como producto de la falta de alimentación y recursos económicos para vestimenta, sobre todo zapatillas. Hasta hace dos años atrás, un grupo de vecinos apaleaban el hambre y la carencia alimentaria de los niños del barrio, en un salón que se levanta en la esquina de las calles Luisa de Nuñez y Montenegro, en un terreno donado. A las puertas de este salón siempre estuvo y está la imagen de la Virgen del Luján, sólo que ahora ya no funciona ni el comedor ni el merendero y solo el padre Jorge da misa en el lugar.
Los olvidados.
El día gris y ventoso recrudece las calles de tierra que al recorrerlas lo sumergen a uno en un espiral de pobreza. La zona norte sigue siendo una tarea pendiente del municipio de San Nicolás. Mientras el casco céntrico crece en obra pública, en servicios, en las orillas de la ciudad, van aumentando asentamientos con estas características que como cajones de pobreza, contienen todas las problemáticas que tal situación conlleva en su forma. Cientos de niños que son las generaciones que habitarán nuestro suelo y que los que logren sobrevivir a tanto mundo en contra, no se podrán esconder debajo de la alfombra, como ahora se pretende, construyendo obras monumentales como el EstadIo Único de Fútbol o el autódromo, pero esa es otra historia.
