Histórica almacén Contartese: una crónica sobre la guerra.
21.11.2018 En la ochava de calle Bolivar y España, se levanta hace 58 años que el almacén de la familia Contartese. Sus fundadores Miguel y Vicente venidos de Italia después de la guerra, trabajaron incansablemente en los campos aledaños a la ciudad y luego en el almacén.
Volver de la Guerra.
El viento cálido del mar no había logrado soplar la tristeza aquella tarde. Carmela y dos de sus hermanas, salieron a trabajar temprano al campo, a la cosecha de aceitunas, recorriendo el largo calor de los olivares con una canasta. Pasaban la mayor parte del día en silencio, bajo el sofocante calor. Carmela cada tanto miraba al horizonte, más precisamente hacia el camino que baja y sube por la colina. La guerra había terminado, y en su alma no se había apagado la esperanza: que su amado Vicente Contartese un día regrese de la guerra luego de seis años. Dejó de mirar cuando el viento le desprendió el pañuelo de la cabeza y volvió a sus labores.
La familia detenía la cosecha con el atardecer. Carmela mientras se seca las manos en un delantal, ve un punto negro que se agita en el horizonte, y que al acercarse va adoptando la forma de un hombre. La figura aparece y desaparece por las inclinaciones del territorio de Rombiolo, Calabria al sur de Italia. Graciela a los 72 años recuerda lo narrado por su madre: la silueta de Vicente aparece por detrás de un árbol, ya adentrándose a la finca, flaco, herido en un hombro y con un bolso en el otro brazo.
La imagen es cinematográfica: corren a fundirse en un abrazo, un abrazo conjunto y potente que los dejó arrodillados, insertos en un cuadro perpetuo con el mar explotándoles detrás. Se besan y se abrazan en un huracán de lágrimas. Después de unos minutos, lentamente se van apagando entre jadeos y sollozos, en sus rostros se van dibujando las sonrisas y sólo se miran. Carmela le grita a sus hermanas que preparen bebidas y alimentos. Cuando vio que las jóvenes corrieron a las tareas, tomó con las dos manos la cara de su amado y la alejó de la suya para verlo a la distancia. Lo notó desmejorado, no vencido. Pero también vio que algo había cambiado en su mirada. Por los ojos de Vicente desfilaron las visiones más terribles de un campo de concentración nazi. Ambos lo supieron, entonces lloraron abrazados y en silencio.
El almacena de Contartese.
Graciela está sentada en la cocina de la casa. Nietos e hijos van y vienen constantemente. La casa se comunica con el almacén por un pasillo en L, por donde transita la vida del negocio. Se respira a trabajo y a familia.
-Mi padre Vicente estuvo cuatro años en un campo de concentración Nazi en Alemania. Cuando lo soltaron llegó caminando hasta la casa de mi madre, de eso estoy segura. Mi padre decide venir a la Argentina con su hermano Miguel Ángel. Mi tío Miguel ángel no había estado en la guerra porque era hermano menor, y en Italia había una ley que por ser el menor, eras eximido de ir a la guerra. Ellos decidieron venir para acá por que su padre, que sería mi abuelo y se llamaba Miguel, ya había venido al país en varias oportunidades. Trabajaba en las cosecha, juntaba plata y se volvía a Italia porque tenía su familia allá. Pero el abuelo Miguel no venía solo, vino con cinco hermanos, él se volvió y murió en Italia, pero sus cinco hermanos quedaron acá, viviendo en los campos por la zona. Entonces cuando mi padre y mi tío llegan a Argentina, se instalan a trabajar de sol a sol en los campos de General Rojo.-
Graciela asegura que por aquellos tiempos era una de los almacenes que mejores trabajaba. No existían aun los supermercados, y recuerda tener muchos clientes de barrios lejanos, como barrio Somisa, Agua y Energía y la zona céntrica. Por calle España donde hoy se levanta un complejo de departamentos y una cancha de fútbol, se instalaban los circos y los parques. La novedad más cercana al almacén era el Club Fortín, y luego la escuela N°4. La zona en la que está ubicado el comercio, es una de las zonas del llamado “casco histórico”, es decir desde donde comenzó a expandirse el pueblo después de su fundación, cuando los fundadores Ugarte-Aguiar comienzan a vender los terrenos. También tiene la particularidad de formar parte de una de las orillas del afamado barrio El abrojal, tanguero y compadrito, tan lleno de mitología que hasta Jorge Luis Borges lo introdujo en uno de sus universos literarios. Graciela continúa con el relato de la llegada a la Argentina, ella y sus dos hermanas que nacieron después de la guerra.
-El viaje en barco en general no fue traumático. Solo una noche la pasamos muy mal. Una tormenta sacudió violentamente el barco, y nos dieron la orden de probarnos los salvavidas, yo veía los tiburones saltando alrededor del barco junto a las olas gigantes. Con mis hermanas y mi madre llegamos unos años después que mi padre a la Argentina, más precisamente el 21 de junio de 1955. Justo ese día se estaba dando un golpe de estado contra Perón, por lo que tuvimos que esperar cuatro días en el puerto, recuerdo la espesura de la neblina como si fuera ayer. –
En el año 1960 compran los terrenos de la ochava de calle España y Bolívar y levantan la casa y el almacén. Miguel ángel muere en 1991, Vicente en el año 2005 y Carmela en el año 2017.
Contartese en el 33° Batallón de Ametralladoras.
La segunda guerra mundial puso en escena dos grupos de países y potencias enfrentados, que eligieron el nombre de “El eje” unos y “Los aliados” otros.
El eje fue una iniciativa forjada por Benito Musolini que plasmó políticamente en unión con la Alemania Nazi y el Japón como principales potencia, sumando a países que tenían “gobiernos títeres” de Alemania.
Los aliados encontraban entre sus filas a Francia, Polonia, el Reino Unido de Inglaterra e Irlanda del Norte, además de un gran conjunto de países. La guerra comenzó en el año 1939 y para el año 1942, los llamados “cuatro grandes” dominaban la política bélica de los aliados: el Reino Unido, Rusia, China y EEUU.
En mayo de 1943 “el eje” toma posesión de la isla de Cefalonia en Grecia. Desde aquel día Italia tenía asentada en la isla a la 33ª División de Infantería “Aqui” conformada por:
17º Regimiento de Infantería
18º Regimiento de Infantería (Más tarde transferido a Corfú)
317º Regimiento de Infantería
33º Regimiento de Infantería
27º Legión “Camicie Nere”
19º Batallón de “Camicie Nere”
33º Batallón de Morteros
33º Compañía de Comunicaciones
31º Compañía de Ingenieros
33º Batallón de Ametralladoras
3º Sección Médica
4º Sección de Suministros
9º Sección de Cocina de Campaña
7º Sección de Carabinieri
En total contaban con 12.025 hombres de los cuales 525 eran oficiales y 11.500 suboficiales, clases y soldados. El conflicto se desata cuando los Alemanes, instan a los italianos, a firmar un tratado con fuerza Griegas. Paradójicamente el clima comienza a ser tirante entre alemanes e Italianos. Según una corriente histórica, los Alemanes tienden una trampa a los Italianos con la firma del tratado, para acusarlos fácilmente de traidores y poder asesinarlos a sangre fría en lo que fue conocida como “la masacre de Cefalonia donde asesinaron a sangre fría a 5.155 soldados y más de 350 entre oficiales y suboficiales. Los 300 que habían sido tomado prisioneros murieron ahogados cuando los barcos Sinfra y Ardena, en los que eran trasladados, fueron hundidos en el Adriático y todos fallecieron.
Campo de concentración y exterminio.
El relato oral que recoge la familia sobre el estado de guerra por el que pasó Vicente, se reduce a unos cuantos datos: que Vicente estuvo preso 4 años en un campo de concentración Nazi, de extermino y de trabajo. Parece que el italiano hablaba poco y nada de la guerra.
Entre esas pocas referencias, decía que se trabajaba mucho y que veía cómo cargaban a los judíos desnudos en camiones, y al rato los olía en el aire cuando salían hecho humos por la boca del horno. Otro recuerdo que caló en la familia, son las referencias que Vicente hacía al hambre que pasó prisionero, que comían raíces para sobrevivir o cáscaras de papa. Otro dato que pudimos relevar es el traslado de Vicente ya prisionero de los Alemanes. Según recuerda Graciela, su padre una vez estado en Alemania, los trasladaron en camiones al campo de concentración, el camión en el que iba Vicente volcó y se quebró la clavícula.
Los avatares de la investigación coincidieron con la visita al país y a San Nicolás, de un pariente de los Contartese, ya que Carmela y Vicente en vida, como así sus hijos y nietos, han regresado a Italia y no han perdido vínculos con la familia que quedó en Rombiolo. Franchesco se llegó hasta el almacén. No recordaba mucho, incluso menos datos que sus pariente argentinos, pero aporta un dato valioso que nos permitió desentrañar una pregunta ¿cómo sobrevivió Vicente Contartese a una masacre de tal magnitud?
Franchesco cuenta que en Italia, no hace mucho tiempo atrás, falleció un compañero de guerra y de prisión de Vicente. El dato fundamental que aporta es que Vicente tenía rango y pertenecía a la artillería terrestre que estaba apostada a orillas del mar. Y decimos fundamental porque tras la lectura de varios artículos y trabajos recogidos en libros y en páginas web, pudimos saber que el 33 Batallón de Ametralladoras, fue unas de las unidades que entregó las armas y se opuso a atacar a los Alemanes que eran su antiguo aliado. Quién sabe si aquel oficial de unidad además también leyó, cierta complicidad por parte del General en jefe Carlo Vecchiarelli, quien días antes del enfrentamiento le ordena al General Antonio Gandin encargado de la división 33 Acqui, enviar todos los barcos, tanto de guerra como mercante de vuelta a Italia. Los italianos no tenían cómo irse de la isla. A los prisioneros los trasladaron a un campo de concentración en Alemania.
Durante la segunda guerra mundial los alemanes dan marcha a 40 campos de concentración de trabajo y exterminio, repartido en unos 14 países. En Alemania misma funcionaron 12 de esos 40 campos de concentración.
No pudimos establecer en qué campo de concentración y exterminio estuvo preso Vicente Contartese. Lo que recuerda la familia es que Vicente contaba cómo masacraban judíos en cámaras de gas y hornos.
El almacén y su barrio.
La ochava de Bolívar y Garibaldi conserva en su fachada aires de antigüedad, en una zona de la ciudad donde aún conviven el empedrado y las edificaciones modernas. A media cuadra del almacén se levantan dos edificios en cada vereda por calle Bolívar. Más cerca de calle España, se levanta un complejo de departamentos, donde hace 40 años atrás se levantaba una pensión. También por calle Bolivar pegada al almacén hay una pequeña casa de facha baja y alado de ésta una casa grande de fachada antigua donde vivió el historiador De Latorre. Y por calle España basta con decir que está frente a una iglesia Mormona que pasó a la historia en San Nicolás porque se incendió, donde antiguamente venían los circos y parques. Hoy hay una cancha de futbol cerrada y otro edifico en construcción. Las casas que aun resisten en su formato, construidas al mismo tiempo con el almacén, resisten el avance de la modernidad, en pequeños patios con plantas que van siendo sofocados por las construcciones que le van legando el sol, y oprimiendo la vida de esos pulmones.
Un conjunto de colores, se desprende de los cajones de verduras a puertas del almacén y reciben al cliente. Sobre las paredes aún se levantan las antiguas repisas enterizas que generalmente cubren la longitud del espacio. Una heladera con tartas, empanadas caseras, otra con los más variados fiambres, una verdura de primera calidad, un conjunto de bebidas, alicoradas o no, vinos y wiskis decoran un rincón de las largas estanterías. Al costado de las antiguas heladeras industriales de cuatro puertas, siempre está prendido un pequeño televisor, donde generalmente está sintonizado algún partido de fútbol, deporte que Pablo Contartese, nieto de Vicente y actual responsable del almacén, practicó de forma profesional. Llegó a jugar en clubes de primera división, de donde lo quita una lesión en la rodilla. Más tarde como técnico exitoso en el futbol infantil y el babi. Un destacado entre muchos buenos técnicos cuando se lo referencia a “Pablito” Contartese como un estratega del fútbol en cualquier categoría que dirija. El movimiento es constante y variado dentro del almacén, donde Maurico la mano derecha de Pablo, trabaja par a par con la familia, así como a Pablo le gusta, con la camiseta puesta.
Un remolino de gente va y viene. Se percatan de que hay alguien que pregunta sobre la historia del lugar y aportan una suerte de anecdotario. Un pibe que entra y se mete atrás y se sirve como si fuera de la familia, es quien vive alado, en la casa baja. Recuerda a Miguel y a Vicente, seduciéndolo con caramelos para qué diga viva boca, y otra señora que se emociona cuando recuerda que los mismos italiano, le tocaban la puerta y la servían de alimentos y en un italiano mesclado con un español que poco aprendieron a hablar le decía – “ma fijia, logo me paga-. Hace poco se fue a mejor vida Doña Meneca, a quien se la recuerda “pituca y activa” hasta sus últimos días, juran que tenía una mano especial para curar los empachos en el barrio y la zona.
Allí está entonces sacando pecho en la ochava de calle Bolivar y España, salpicada de adoquines, con su boca abierta, todavía con el alma de libreta, con ese aire de barrio y de contenido moderno. Ágil, nada rutinario en su día, con el diario bollando arriba del mostrador y los banderines de boca y de River decorando algún costado del almacén. Parece de lejos, que pisa la pelota, que grita -¡acá estoy, yo no nací de un morrón!-. Soy a simple vista un mercado de despacho, que durante 58 años reafirmó clientela, mejores productos y se actualizó, pero si me miras en lo íntimo, mi corazón es una crónica de guerra.
Fuentes consultadas.
Magazin cultural independiente. La Masacre de Cefalonia: el exterminio de 5.000 soldados italianos a manos de los alemanes. www,labrujulaverde.com.
Revista cultural 20 minutos. Lista de campos de concentración nazis.
https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/greece.