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Matadero nicoleño: una historia de explotadores y explotados

 

29.09.2018 Enrique “chirupa” Gaitán anoche no durmió bien. Hace 35 años que trabaja en el matadero y frigorífico de San Nicolás, pero anoche soñó con el chillido de los cerdos cuando asoma el martillo que terminará con su vida. De forma  sucesiva y discontinua, propias de las pesadillas,  vio llorar a las vacas cuando perciben la muerte. Las vio dibujarse en la oscuridad onírica como nunca las vio en la vida real, en los cientos y cientos de días que se levantó a matar, cortar con la sierra los cuerpos sangrantes y a mojarse al lavar la carne colgando. Y otra vez a matar.

En un matadero (valga la redundancia) se mata todos los días, por tanto un trabajador de matadero convive con la muerte. Es el verdugo que llena los estómagos anónimos, para sus nervios y sus manos asesinas. Pero más caníbal que el caníbal es el que se come al caníbal. Más asesino que el que mata vacas, es el hombre que explota a otro hombre. La historia de los obreros del matadero de San Nicolás, es una historia de hombres explotados por sus patrones.

Hace media hora que se levantó pero sigue mareado. Todavía siente vibrar en el cuerpo las pesadillas y le echa la culpa a eso. Aquella mañana ni un mate tomó, tampoco se quiso mostrar débil ante su familia: él es un toro, y un toro no se enferma nunca. Pero al despertar en la terapia intensiva, lo primero que recuerda es que antes de salir de su casa para el matadero, se miró en el espejo. Esa mañana no se vio como un toro, sino que vio en su rostro un par de ojos de vaca que le devolvió el reflejo del espejo.

El día anterior ya se había sentido débil. Le había pedido a uno de sus hijos, que también trabajaba en el matadero, que haga los cortes por él. Su hijo nunca lo había visto flaquear. Ese día que se vio los ojos de vaca en el espejo, llegó al matadero y lo último que se acuerda, es estar sentado en un banco. Luego despertó siete días después en el Hospital San Felipe. Una neumonía fuerte le produjo un ACV que tumbaron al toro Gaitán, el de la sangre chaqueña.  

Los tres primeros dueños.

Durante 20 años Roberto Roy y Raúl Vega fueron los dueños de matadero y frigorífico de la ciudad de San Nicolás llamado Frigorífico Carsigom, hasta que la sociedad no llegó a buenos términos. Gaitán no sabe muy bien en qué negocios invirtió cada uno. Lo que sí se sabe es que ambos son dueños de varios negocios inmobiliarios, hasta de una estación de servicio. Después vino un entrerriano Elías Mocardel, quien puso de nombre al lugar Frigorífico San Nicolás. Estuvo 7 años al frente del matadero y frigorífico. José Luis Dip y su hija llegaron a San Nicolás para pasar a ser los terceros dueños del matadero. Oriundo de San Pedro no tenía mejor fama que los anteriores entre los obreros. La abandonada estructura se levanta en la intercepción de calle Rucci y Damaso Valdez, cerca, muy cerca a la monumental obra que construcción del Estadio único de fútbol de San Nicolás.

Segundo dueño.

Elías Mocardel, más conocido como el entrerriano, también era dueño de un frigorífico en Entre Ríos. Gaitán recuerda a los choferes que manejaban los camiones de una provincia a otra, los vio juntarse a tomar mates bajo los árboles con los obreros del matadero de San Nicolás, escuchó los reclamos o las quejas por las malas condiciones de trabajo que no se hacían escatimar.

-Ustedes acá no están tan mal, no como los que trabajan en la faena en Entre Ríos, allá los hacen trabajar descalzos y en pantalón y mangas cortas, si no tenes ropa tampoco te la dan. De paso le viene bien al patrón, así se asegura que nadie se meta pedazos de carne entre la ropa-

En relación a esta segunda etapa del frigorífico, trascendió un rumor que luego fue confirmado: figuraba como dueño un hombre que era barredor de calle en Villa Constitución.

-La situación con respecto a nuestros derechos era igual que con los primeros dueños, estábamos en “blanco” pero a medias. Me acuerdo que una vez con mi señora, tuvimos que pedirle nuestro recibo de sueldo para presentar en la mutual, porque lo retenían ellos. Fuimos a la mutual y nos dijeron que no nos iban a poder cubrir nuestra necesidad ni dar la orden, ya que nunca los dueños habían pagado-

-Yo era delegado, actuábamos por fuera del Sindicato que queda en Pérez Millán, ellos nos decían que no hagamos ninguna medida porque los dueños se podían enojar y la empresa podía cerrar. Yo hablaba con mis compañeros “si nosotros dejamos que avancen, no los agarramos más, vamos a pararle la faena hasta que nos paguen”. La jornada completa, desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde, un suponer nos correspondía 2 mil y nos daban 500. Le parábamos la faena y aparecía la plata. Así los tuvimos palo a palo, años y años. Y otra vez el sindicato, “muchachos, no paren la faena, que si cierra la empresa van a estar complicados”, nosotros le decíamos que ya estábamos complicado, si comíamos no pagábamos la luz-

Tercer dueño.

El tercer y último dueño era de origen Sanpedrino. El lugar continuó con el nombre que le puso el segundo dueño -Frigorífico San Nicolás-, y comenzó a operar con nueva firma en agosto del año 2016. En marzo del año 2017 el frigorífico fue clausurado por El Ministerio de Agroindustria a través de la Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario (SUCCA). Se comprobaron irregularidades en los registros y faena de animales de origen incierto, alteración de documentación obligatoria y faena de animales livianos con medias reses de 50 Kg, correspondientes a animales de 200 Kg (Terneros) estando prohibida la faena de menos de 300 Kg. También habría  facturaciones apócrifas a cuits inexistentes.

-Ni bien abandona el entrerriano el lugar, hicieron correr la voz entre los obreros de que el frigorífico estaba en quiebra e iba a cerrar. Quedamos muy pocos trabajando, haciendo trabajos pero no de faena, sino de mantenimiento. Uno de los obreros consultó a un abogado conocido de su familia, y este abogado averiguó que era mentira que el frigorífico y matadero iba a quiebra, sino que por el contrario venía un dueño nuevo. Ellos querían que nosotros nos creyéramos el verso de la quiebra y dejemos de ir a trabajar, para así abrirlo desde cero y no hacerse cargo de nuestra fuente de trabajo, ni de pagarnos lo que nos corresponde. Antes de que se presente con nosotros, ya sabíamos que tenía frigoríficos y mataderos en Salto, Rojas y Entre Ríos-

El primer día que comenzaban con la faena, los obreros piden charlar con el dueño José Luis Dip, que los atendió en la puerta de la empresa de la cual  era el flamante dueño.

-Jefe, cómo nos va a pagar-

-Llueve o truene una vez por semana, los viernes-

-¿Y nos va a pagar acorde a la ley?-

Al patrón no le gustaba mucho esa palabra cuando no la esgrimía él desde sus razones. Colgó los dedos pulgares de la mano al costado de la hebilla del cinto y les contestó

-Más o menos- Y se metió adentro del frigorífico y se encerró en la oficina.

Llegó el primer viernes y uno cobraba un monto y otro, otro monto. Según les dijo les paga según el lugar que ocupaban. A Gaitán ya no le gustó, pero era muy pronto para exigir algunas cuestiones, aunque las sabía justa y que si los dejaba tomar vuelo, no los agarraba más. La cara visible era la hija del Sanpedrino. Parece que la mujer tenía sus encantos y los tenía a los muchachos embobados.

-A mí me saludaba poco, sabía que yo al antiguo dueño le paraba la faena cada dos por tres. La chica era pechugona, y a los muchachos los manejaba como quería. Una vez me dijo a mí que su padre no quería que los obreros le paren la faena. Yo le dije que si estaban dentro de la ley no tenían de qué preocuparse-

El primero de mayo había caído miércoles. El viernes de esa semana fueron a cobrar y les vino la paga con un día de descuento. Los dueños dijeron que el primero de mayo no se paga porque es feriado y ellos no trabajan. Ese mismo día dos obreros se lastimaron feo, les dijeron que no era tan grave, que se venden y sigan trabajando. Los encantos de la chica no alcanzaron para detener el ofuscamiento de los trabajadores.

La faena.

Diferentes camiones llegan al lugar cargados de vacas. Son de diferentes dueños que la han comprado en la feria por quilo vivo. Allí descargan sus vacas donde la faenan. A los días pasan camiones frigoríficos a buscar las vacas ya muertas por clientes. Pesan y cargan para llevar a vender a las carnicerías. En sus comienzos con los primeros dueños se mataba por día 300 vacunos y 700 cerdos por día. Con el segundo dueño eran 200 los vacunos y 800 los cerdos. Con el tercer dueño eran 250 vacunos y 900 chanchos por día.

Los corraleros les alargan la manga a los animales. Después le ponen una especie de martillo en la nunca a las vacas, golpea y las desnuca. Engancha el cadáver y lo llevan colgando hasta donde está quien degüella. Le quitan ahí las manos, la cabeza y el cuero del pecho. De ahí trasladan el cuerpo hasta un lugar donde terminan de cuerear, le abren la panza, le sacan las tripas y caen los litros de sangre. Allí pasa a la sierra donde cortan el cuerpo por la mitad y la lavan con mangueras. Luego la pesan y la sellan para mandarlas a las cámaras. Más tarde arriban camiones que viene a buscar las medias reses para venderlas en las carnicerías.

Cuando el frigorífico ocupó las páginas de algunos diarios por irregularidades en la FIP y otros delitos, los mayores clientes dejaron de traer vacas al matadero y la faena empezó a flaquear.

Se retira Enrique “chirupa” Gaitán.

Enrique “chirupa” Gaitán Nació en Resistencia Chaco. En su hablar pausado, y en la paciencia de su mirada, asoman sus genes de pueblos originarios. Sabes que hubo un español y una abuela india. Sabe también que su familia ni bien llegó a San nicolás se asentó en Villa Pulmón, donde levantaron entre todos una casa de barro con sus propias manos, como lo hicieron todos los habitantes del lugar. Es de cuerpo grande y ahora tiene las manos cruzadas sobre la mesa, cerca de un pedazo de queso y pan, que fue lo que desayunó.

-Nosotros no cobramos un mango, demasiado yo llegué a hacer los trámites jubilatorios que aún no empecé a cobrar. La abogada me dijo que estoy en la etapa de liquidación y cómputos. No tengo idea de cuánto voy a cobrar, sé que es más de la mínima porque era un trabajo insalubre. Hace unos meses lo encontré a uno de los primeros dueños y me preguntó si ya me había jubilado, yo le dije que no, porque él y todos los que fueron los dueños del frigorífico y matadero, nunca pagaron los aportes de los trabajadores, por supuesto se hizo el zonzo-

En el mes de agosto del 2018 hizo un año que Gaitán no trabaja más en el frigorífico. Se enfermó un mes antes donde se desmayó en el matadero y estuvo siete días inconsciente en el  Hospital San Felipe. No sabían si iba a morir o no. El patrón adeviertido por un conocido de la gravedad si Gaitán “se le moría”, le pagó los días que estuvo internado. Logró sobrevivir. El médico le dijo igualmente que debía quedarse sin trabajar alrededor de dos meses más. El patrón le dijo que esos dos meses no se lo iba a pagar. Quiso volver a trabajar entonces y la familia no lo dejó. Al mes el frigorífico y matadero cerró definitivamente sus puertas hasta el día de hoy.

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