El título parece ser la idea de esta Gobernación que está cerrando los bachilleratos para adultos en todos lados. Nuestra ciudad también ha sido víctima de esta decisión, que condena a los que tienen ganas de superarse a quedar sin oportunidad alguna para finalizar sus estudios. Sin dudas alguien que cursa la escuela nocturna lo hace con el fin de mejorar, de lograr aunque sea un título secundario para optimizar sus oportunidades laborales, o que simplemente trata de cumplir una etapa relegada.
No es ajeno pensar que gran parte de los alumnos trabajan durante el día y luego tienen la voluntad de concurrir a instruirse. En la escuela secundaria para adultos no hay espíritu adolescente, solo reina el esfuerzo, la privación de horas de ámbito familiar y sueño para cumplir con las materias, reina la cultura de culturizarse. Es gente que se preocupa por el estudio porque entiende que es menester para la vida.
De a poco se van cerrando esas puertas, algunas con más de 40 años ininterrumpidos, es decir que ni la parte más siniestra de nuestra historia se ha animado a quitar la oportunidad de estudio a nadie.
Duele saber que detrás de alumnos huérfanos de cátedra también hay docentes que están perdiendo trabajo. Estos embates dejan perpleja a la sociedad, y, por desgracia, para los que hemos tenido la suerte de terminar el secundario casi no nos afecta directamente.
Es necio pensar que la educación para adultos resulte un gasto, la educación nunca es un gasto, siempre es una inversión, que lamentablemente de a poco se está negando, y mientras tanto seguimos debatiendo causas pseudo morales contaminados por el humo que nos quieren vender.
BELEN GORVALAN GENOUD
