Desde hace algún tiempo, casi desde su creación, la Policía local ha sido víctima de la (mala) opinión pública, golpeando principalmente en el fantasma de la inacción de esta novedosa fuerza. Basta con ver los grupos de opinión en las redes sociales para notar sucesivas críticas hacia la supuesta impericia de algunos agentes. Esta era de hiperinformación ha viralizado videos de agentes incapaces de desarmar su arma reglamentaria, algún otro oficial durmiendo en las arduas horas de jornada, y como vedette de las quejas, el repetido argumento que apunta al intensivo uso del teléfono celular…
En el abanico de realidades parciales, no todo es tan malo… en las imágenes que acompañan este texto se puede apreciar como los numerarios tienen la voluntad de mantener en condiciones su móvil y lo lavan meticulosamente en la plaza, a merced de dejar sin herramientas de trabajo a los lavacoches, dado que son quienes amablemente proveen de baldes, trapos y agua a los oficiales.
Quizás esto sea prometedor, al menos son dos oficiales que no están obnubilados mirando la pantalla de un celular. Son dos oficiales que comprendieron el trabajo en equipo, son dos oficiales que se preocupan por mantener en condiciones sus herramientas de trabajo, son dos oficiales que están para cuidarnos… ¡bah! Al menos para cuidar los bienes del estado… dado que quizás, mientras siguen su verdadera vocación de “lavacoches”, se están perdiendo de cuidarnos del delito… Quizás sea preferible un patrullero polvoriento, policías haciendo de policías y lavacoches haciendo de lavacoches.