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Murió Nicolás Ballistreri, un pionero y referente del cine y el periodismo de San Nicolás

18.03.2023


En los últimos minutos del viernes 17,  falleció en el Hospital San Felipe y luego de una ardua lucha, el periodista, director de cine y docente Nicolás Ballistreri.

Sus restos serán velados hoy de 10.30 a 15 horas en el Cementerio Celestial.

Nicolás Ballistreri, entre Gangi y Grütly

El 17 de noviembre de 1952 venía al mundo en Grütly, provincia de Santa Fe, el polifacético Nicolás Ballistreri. Su lugar de nacimiento es una colonia de inmigrantes suizos e italianos fundada en 1869, ubicada en el centro mismo de la geografía santafesina. Allí vivió su infancia y adolescencia, para emigrar en su juventud a la ciudad capital de la provincia, donde cursaría estudios en el Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales de Santa Fe, fundado por el maestro Fernando Birri.

 

Fue por entonces que en virtud de su compromiso político -siempre identificado con el peronismo y las clases populares- debió emigrar en los albores del Proceso Militar iniciado en 1976, cuando comenzó la persecución ideológica. El destino elegido fue Brasil, país en el que vivió nueve años, alternando distintas ciudades. Es en esas ciudades donde siempre -con posterioridad a su regreso- lo esperaba algún amigo de los tantos que supo granjearse. Sea en los estados de San Pablo, Minas Geráis o hasta en Acre, estado fronterizo con Bolivia, Nicolás Ballistreri siempre tuvo la oportunidad de volver a visitar a esos entrañables amigos que lo esperaban con los brazos abiertos.

Un día, a principios de los ochenta, y con la democracia argentina restaurada, decidió volver al país. “En Brasil la pasé muy bien, pero siempre tuve en claro que no estaba en mi patria. Mi patria es ésta”, solía repetir en las sobremesas con amigos. Trabajando en una emisora de la capital del país, se enteró que alguien buscaba trabajadores radiales para montar una emisora de FM en San Nicolás de los Arroyos. No lo dudó. Sin conocer absolutamente a nadie en la ciudad, se instaló en ella para trabajar en el montaje de FM 88.3, perteneciente por entonces a LT24, la AM tradicional de la región norte de la provincia de Buenos Aires. Desplegó su labor periodística en diversos medios locales, adquiriendo la experiencia necesaria como para pasar a formar parte luego del plantel docente de la incipiente Carrera de Comunicación Social en el Instituto Superior de Formación Técnica Nº178. En dicho establecimiento desarrolló una labor que es siempre bien recordada por quienes fueron sus alumnos, llegando a jubilarse recientemente, luego de un período en donde también impartió sus conocimientos en la modalidad intramuros de la Unidad Penal Nº3.

El cine, su gran pasión

Más allá de su prolífica tarea periodística, Nicolás Ballistreri fue uno de los referentes indiscutidos del cine nicoleño. Fue pionero junto a Lucas Giuggia de la segunda era del séptimo arte local, la etapa vinculada a las nuevas tecnologías. Con un enorme tesón y acompañado de los tantos amigos que supo cosechar desde su llegada a San Nicolás, Ballistreri fue logrando llevar adelante un modelo de autogestión cinematográfica. Todo a pulmón, todo en base a la colaboración de sus amigos y vecinos, todo por amor al arte. Así vendrían títulos como “Muerto sin dueño”, “Algo se mueve en la luna”, “Plagio Angelical”, “Divina Obsesión”, “Petróleo”, “Violeta de los Alpes” y su último trabajo, “El amor de la estanciera”, primer sainete criollo argentino. Todas producciones que le valieron reconocimiento y varios premios, como los obtenidos en el Festival Nacional de Cine con Vecinos de Saladillo, donde fue uno de los primeros cineastas argentinos en llevar sus realizaciones. Sus películas también se proyectaron en el exterior, logrando presentar “Muerto sin dueño” en un festival desarrollado en Toulouse, Francia.

Además de su labor como director, también destacó como actor en innumerables producciones de otros realizadores locales. Siempre dando una mano, siempre aportando una cuota de ese entusiasmo inigualable que lo tenía sobreponiéndose puntualmente a cualquier contratiempo que surgiera en la producción. También fue guionista, dramaturgo, creador de espectáculos de café concert, y además un ferviente aficionado a la meteorología, realizando cursos en la ciudad de Buenos Aires.

Su mayor legado

Así como resulta insuficiente cualquier resumen de su actividad cultural, es difícil encasillarlo en una profesión, oficio o vocación. Aunque si fuese necesario sintetizar su condición humana en una sola palabra, bien se puede hablar de Nicolás Ballistreri como amigo. Generoso, solidario, comprensivo, sincero y afectuoso. Siempre predispuesto a la charla, ya sea en una sobremesa o en un alto de la vida urbana. Junto a su esposa Laura Bomón -su compañera inseparable- supieron generar un ámbito de afecto, diversión y buena onda en la casa de la calle Bolívar, un lugar donde se ha sabido mixturar de manera óptima la amistad con el arte, la diversión con el conocimiento, la gastronomía con el placer espiritual.

Hace algunos años su corazón se estremeció de pena al perder a uno de sus entrañables amigos, con quien tejió una verdadera hermandad. Trató de reemplazar ese vacío en su vida con la única receta que conocía: más reuniones, más asados, más encuentros con amigos. Y en cada uno de esos encuentros brindó por aquel amigo inolvidable: el Cholo José María Budassi, el enorme baluarte de los derechos humanos.

Hoy es un día triste, porque Nicolás Ballistreri ha dejado físicamente este mundo. Un mundo que él supo hacer más amable para los suyos, para su gente, para sus alumnos, para sus conocidos y sobre todo, para sus amigos. Esos amigos que no despreciaban jamás una invitación para ser parte de la mesa tendida de Laura y Nico. Esos amigos que lo acompañaron hasta el aliento final. Esos amigos que se alegraron tanto cuando Nicolás pudo llegar al sitio fundacional de su historia familiar: Gangi, un pequeño pueblo siciliano desde el cual partió un día su abuelo hacia la Argentina. Trazando de esa manera un camino que después de sus felices décadas en San Nicolás, vuelve ahora al punto de partida. Porque como disposición de última voluntad pidió a su familia que la eternidad lo encuentre en Grütly, el pequeño pueblo santafesino donde sus restos descansarán para siempre.

La claqueta imaginaria de la vida se cierra por última vez. La leyenda “FIN” aparece en la pantalla. Los espectadores que colman la imaginaria platea de su vida, desbordados de emoción, se ponen de pie e irrumpen en un interminable aplauso para Nicolás Ballistreri. “Bravo, Nico… tu vida fue tu mejor película”…

 

 

 

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