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Diego nuestro que estás en los muros (Capítulo especial)

“La belleza perece en la vida pero es inmortal en el arte”, dijo Vincent Van Gogh. En el caso de Diego Maradona, si bien el fenómeno muralístico sobre su figura dio comienzo mucho antes del fatídico 25 de noviembre de 2020, a partir de entonces se ha multiplicado en todos los estilos, técnicas y geografías. Resulta difícil encontrar un caso parecido o que se asemeje al boom detonado en las paredes del mundo con las creaciones pictóricas que homenajean al Diez. El auge por el arte urbano maradoniano tiene en nuestro país expresiones realmente muy logradas, pero se expande por todo el planeta. San Nicolás no es la excepción.

Uno de los murales más impactantes por su contexto: la obra del artista Aziz Al Asmar en Idlib, ciudad de Siria.

India, Nueva Zelanda, Alemania, Finlandia, Holanda, Bangla Desh, Serbia, Siria. La lista de países con murales de Maradona en sus calles se hace cada vez más extensa. Y por supuesto sin soslayar las dos naciones consabidas: su patria, Argentina, y la tierra donde supo ganarse la devoción infinita: Italia, aunque en este caso el fenómeno pictórico bien puede circunscribirse a una sola ciudad, la que ya ni falta hace nombrar.

La variedad abarcativa de geografías no reconoce la omisión de continentes, modos de vida, poderío económico ni contextos bélicos. Bien puede aparecer un mural de Diego en la omnipotente Berlín como así también en una pared sobreviviente a los bombardeos en alguna región de Siria. Pero además esa variedad se traslada a los estilos: pueden ser imágenes propias de un surrealismo urbano, como así también del realismo más concreto, o el expresionismo más genuino y hasta el abstracto, si se quiere. En todas esas expresiones del arte popular emerge la figura de Maradona, a veces como un futbolista a secas, otras veces como una especie de dignatario del fútbol y la vida, y en otras -la mayoría- como un Dios o divinidad “futbolteísta” que le cae en gracia a todos los credos. Y no solo los distintos estilos se dan cita a la hora de pintar al ídolo: también los materiales y las técnicas van cambiando. Es un fenómeno inédito -vaya a saber si repetible- que se expande todos los días un poco más.

Mural en el barrio que vio al primer Maradona: La Paternal.

Hay casos puntuales que merecen destacarse, como el de Maxi Bagnasco, un muralista argentino cuyo trabajo artístico basado en el Diez ha trascendido las fronteras. Hoy el artista es requerido tanto para trabajos como para entrevistas periodísticas desde diversos puntos del planeta.

El artista Maxi Bagnasco posa junto a algunas de sus obras maradonianas.

Pero sin dudas un movimiento muy digno de resaltar es el del denominado “Comando Maradona”, iniciativa interna dentro de Mosaico Nacional, proyecto nacido en 2009, conformado por un grupo de artistas y creadores que realizan murales con temática cultural en la vía pública utilizando la técnica del mosaiquismo, con venecitas o mosaico veneciano. El Comando actúa con una regularidad envidiable: homenajean al Diez con sus trabajos una vez por mes.

El “Comando Maradona” en acción.

Como no podía ser de otra manera el boom de Maradona en los muros también tiene su correlato en las redes sociales, con una nutrida cantidad de cuentas en Instagram, Facebook, Twitter y demás plataformas donde a diario se van sumando imágenes que llegan desde todos los rincones de la Argentina, y a la vez se suman expresiones de este arte maradoniano en el resto del mundo.

En Río de Janeiro, Maradona también es motivo de murales en la vía pública.

Uno de los aspectos más significativos de este fenómeno es que hasta el momento se han observado muy pocos hechos de vandalismo, daño o destrucción. Apenas si en nuestro país se pueden citar dos ejemplos de otro tipo de cancelación. Uno es el caso de la figura pintada en las inmediaciones del estadio de Chacarita Juniors, en el cual la poca precisión técnica del trabajo terminó por irritar a los fanáticos, que ante la escasa similitud de la imagen lograda con el Maradona real hicieron públicas sus quejas en las redes sociales y lograron que el propio club tapara el mural.

El mural de Chacarita Juniors, antes y después de las críticas.

El otro caso es más preocupante: un hermoso mural había sido pintado en una pared de la esquina de Santos Dumont y Guevara, ciudad de Buenos Aires, y en base a una denuncia de algunos vecinos fue cubierto con pintura gris por personal de la administración porteña, escoltado por la Policía de la Ciudad. El mural había sido realizado el último 31 de octubre por los artistas plásticos Leonardo Olivera, Matías de Brasi y Sergio Condorí, más conocido como Kondor Vuela. En la obra se veía la imagen de Maradona de espaldas, rodeado de trabajadores y trabajadoras que se movilizaron el 17 de octubre de 1945 a la Plaza de Mayo, para exigir la liberación de Juan Domingo Perón.

Santos Dumont y Guevara, antes y después de la ignominia.

A pesar de este último caso, la figura de Diego sigue ganando paredes en la capital argentina, en los pueblos y ciudades de las provincias, y en todos los confines de la tierra, donde como un Dios, una divinidad, un ángel, un santo o un superhéroe, el pincel de algún artista lo inmortaliza. Y nada mejor para hacerlo que la geografía donde supo reinar para defender su origen: la calle, los barrios, los baldíos. Allí no alcanzará ninguna pintura gris para tapar el amor del pueblo por su ídolo eterno…

Nápoles, epicentro de un romance eterno entre Maradona y sus fieles.
Mural en el Estadio San Nicolás, obra de Bruno Galati.

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