Agosto 01, 2021
“Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así nomás, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”.
Eduardo Galeano
Por denuncias de Violencia de género o abusos, llamar al 144
Ella hoy es feliz. Supo sobreponerse al sufrimiento que le quitó gran parte de su niñez y adolescencia. No pudo vivir libremente, fue abusada y vulnerada por un hombre disfrazado de padrastro que destruyó los mejores años de su vida, raptó su infancia y su inocencia.
En esta nota vamos a contar la historia de Fénix, una madre nicoleña que durante diez años sufrió las peores vejaciones por parte de un ser despreciable y un entorno familiar que miró para un costado, mientras toda su inocencia y alegría se desvanecían en las manos y los instintos de un depredador.
Fénix decidió contar después de años lo vivido con un hombre, esposo de su madre, que hoy camina libremente y que seguramente continúa abusando de más mujeres.
Esta dura y triste historia es un paso más de Fénix hacia su sanación y es obviamente, un gran paso de valentía en su vida para generar conciencia a muchas mujeres que han vivido o viven situaciones similares.
Fénix (nombre ficticio, ya que al menos por ahora ha decidido no identificarse), es justamente una mujer que supo renacer de las cenizas del dolor, contrariamente a su verdugo, un ser oscuro, un ser que cada día deberá esconderse más y más en su perversa cueva de cobardía.
Fénix tiene vagos recuerdo de su infancia, tiene en su mente una especie de bloqueo que el tiempo seguramente irá desmoronando.
Sus recuerdos comienzan a aflorar a medida que se desarrolla la conversación, no tienen un orden cronológico, son las vivencias que aparecen a medida que los minutos corren.
“De mi infancia tengo pocos recuerdos, sólo recuerdo que más o menos a los seis años nos mudamos a barrio Del Carmen. Éramos mis hermanos, mi mamá y el marido de ella”.
¿Cómo era tu infancia, que hacías para divertirte?
Mi infancia era una mierda, salimos en el auto a dar una vuelta al centro sin bajarnos del auto y si bajábamos era en algún sector lejos de la gente, mi padrastro no quería que lo vieran con nosotros porque tenía otras mujeres.
¿Tenías abuelos, los visitabas?
Si, algunos fines de semana íbamos con mis hermanos a quedarnos a la casa de mis abuelos maternos en Villa Constitución.
Mis abuelos eran muy pobres, tenían una casita de barro y comíamos lo que había, no podíamos elegir. Cuando se podía mi abuela nos hacía flan casero o pastelitos. Yo era muy flaquita y mi abuela me quería ver comer, así se quedaba tranquila.
¿A qué escuelas fuiste?
A la de barrio 9 de Julio hasta tercer grado, después fui a la escuela 40 de barrio Del Carmen. Ahí hice hasta quinto año, y sexto y séptimo en María Auxiliadora.
¿Tu papá?
El falleció cuando yo tenía tres años.
¿Cómo era la relación con tu hermano mayor?
Teníamos una buena relación, es cuatro años mayor y asumía de alguna manera el rol de padre, me cuidaba, me retaba, me acompañaba, me tenía que acompañar a todos lados, me llevaba y me traía de la escuela, cosas así. Al menos hubo una época que era así.
¿Qué pasó con tu hermano menor?
El falleció cuando tenía 14 años y yo 19.
¿Cómo era tu relación con él?
Divina! ( y se le escapa una sonrisa), éramos muy unidos, me cuidaba. Con lo que me pasaba él era el único en mi casa, que se la jugaba realmente. Que hacía algo.
Concretamente, ¿qué era lo que te pasaba en tu casa?
El marido de mi mamá abusaba de mí.
¿Qué hacía tu hermano menor para cuidarte?
Se iba a dormir conmigo o se quedaba cuidando en la puerta del baño y por eso “cobraba siempre”, el marido de mi mamá lo golpeaba por protegerme. En mi familia todos se hacían los tontos y nadie hacía nada, el estaba ahí firme, siempre. Era el único que no hacía la vista gorda .
¿Lo extrañás?
No lo sé. Hice como un bloqueo de todas mis emociones buenas y malas, es más no siento mucho las pérdidas, logré hacer un gran muro, enorme y no tengo ese sentimiento de duelo o de pérdida.
¿Cuándo el marido de tu madre comenzó con los abusos sexuales hacia vos?
Cuando tenía seis años. Recuerdo que mi mamá había salido con mis hermanos y me dejó con el marido de ella. Él supuestamente dormía pero después que nos quedamos solos me llamó para que fuera a acostarme con él. Ahí fue donde me manoseó por primera vez.
¿Crees que tu mamá te dejó sabiendo de que eso iba a suceder?
Mmm… no lo sé. Después de esa primera vez, me obligaba a quedarme a pesar de que yo le insistía para irme con ella.
¿Tu mamá te obligaba a quedarte con él?
Sí. Se llevaba a mis hermanos y a mí no me quería llevar.
¿Cómo comenzaste a sentirte con esta situación de abuso?
No sé, la verdad no sé. Hice un bloqueo tan grande de todo eso que incluso no recuerdo como me sentía y tampoco recuerdo detalles o cosas que pasaban, como que escondí todo. Sepulté todo.
Sí recuerdo que me chantajeaba con cosas, por ejemplo si mi hermano tenía algún viaje escolar y lloraba para ir, él decía que todo dependía de mí, regalos o cualquier bienestar de mi familia dependía de mi, de que tan “buena” era yo, todo dependía de cómo me portara con él.
Mis hermanos tuvieron todos los viajes escolares, tuvieron todos los regalos que quisieron, eso te da una leve idea de lo que pasaba en mi casa.
Pero yo era la única que iba de viajes escolares, no me dejaban ir a los torneos intercolegiales, ni ir a retiros espirituales, no me dejaban ir a casa de mis amigas, no me dejaban ir al centro, no iba a cumpleaños. No me dejaban salir de mi casa.
¿Y esto por qué?
Porque tenían miedo a que contara lo que me pasaba. Yo no iba a ningún lado, mis hermanos iban a todos lados. Incluso me acompañaban a comprar pan, no me dejaban salir sola.
¿Estos abusos duraron hasta qué edad?
Hasta los 16.
¿Hay alguna situación que involucró a terceros?
Sí. Cuando tenía 14 años el marido de mi mamá me llevó con unos tipos que él conocía del trabajo, eran tres hombres, allí llegar al lugar me dijo que eligiera con cual me quería ir y que con el que yo fuera me iba a dar plata. Yo me aterré y empecé a llorar desconsoladamente diciéndole que yo no quería y lloré tanto pidiendo por favor que no, que los tipos dijeron “ así no… esperábamos otra cosa, vos nos dijiste otra cosa”, y por suerte no pasó nada. Fue una situación muy dura, increíblemente horrible.
Cuando llegamos a mi casa fue la única vez que tuve el coraje de decirle a mi mamá, yo estaba indignada y desconsolada, sentía que encima de lo que me pasaba en mi casa, me llevara a venderme como un objeto, estaba desbordada y entonces se lo conté a mi madre…
Continúa el próximo domingo.
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