El 22 de febrero de 1981 se alinearon los planetas del fútbol, y el mejor futbolista de la historia debutaba oficialmente con la camiseta del club que lo estaba esperando para empujarlo aun más en la consideración popular: Boca Juniors. Según el propio Diego lo confesó en alguna oportunidad, el club de la vereda de enfrente, River Plate, lo venía cercando a través de su entonces presidente, Rafael Aragón Cabrera, para llevárselo a Nuñez. Pero Maradona echaría mano a un estrategia de su propia factura para generar el interés del equipo de la ribera xeneize.
Diego estaba en Esquina, Corrientes, la tierra de sus padres, disfrutando de unas vacaciones con sus familiares de la mesopotamia argentina. El pasatiempo preferido era la pesca con Don Diego. Un periodista de Crónica lo ubicó telefónicamente en casa de sus familiares correntinos y le preguntó: “¿Es cierto que vas a River“. Diego, rápido de reflejos, supo cómo meter a Boca en el asunto: “No, no voy a firmar porque me llamó Boca“. De esa manera empezó la historia de un pase que cumpliría el deseo de Diego hijo pero sobre todo de Diego padre y muchos familiares “bosteros”.
Luego de esa primicia de Crónica, el matutino tituló en tapa “Maradona a Boca”, generando una revolución en el ambiente futbolístico nacional. Pero la llegada de Diego a Boca incluyó en su trama secreta la participación de los dueños de dos de los principales diarios porteños: Crónica y La Razón. Héctor Ricardo García, dueño del primero, a efectos de confirmar la primicia de su diario, ofreció poner los 10 millones de dólares indispensables que pedía Argentinos Juniors para desprenderse de su máxima estrella. Pero enterado de esto Félix Laiño, dueño de La Razón y fanático de River, lanzó una noticia para trabar la operación: “La DGI investigará los fondos con los que Boca Juniors comprará a Maradona“. Una fake news pionera en el fútbol argentino que dio resultado, ya que el pope de Crónica se retiró de la negociación. A esa altura Boca estaba embalado, y al no contar con todo el dinero en caja para comprar al Diez, optó por un préstamo que incluyó la suma de dos millones y medio de dólares, el pago de algunas deudas que tenía el club de La Paternal, departamentos, recaudación de partidos amistosos y 6 jugadores: Randazzo, Salinas, Santos y Rotondi, de manera definitiva, en tanto Bordón y Zanabria, a préstamo.
El 19 de febrero se firmó el pase con la presencia de Diego, su entonces representante Jorge Cysterpiller y el presidente de Boca Martín Benito Noel. Al día siguiente por la noche se jugó aquel amistoso nocturno en el que Maradona jugó un tiempo para cada equipo -victoria de Argentinos Juniors por 3 a 2- y el domingo 22 se concretó el ansiado debut oficial en la Bombonera.
Gatti: Hugo Álves, el nicoleño Rubén Acevedo, Mouzo y Córdoba: Trobbiani, Quiroz y Maradona: Escudero, Brindisi y Perotti. Esa fue la alineación que dispuso el entrenador Silvio Marzolini. Enfrente estaba el Talleres de Vicente Cayetano Rodríguez, con Baley: Carabelli, Luis Galván, Ocaño y Pavón: Hoyos, Ludueña y Valencia: Mosquera, Reinaldi y el brasileño Julio César. El árbitro de aquel partido fue Abel Gnecco.
A los 19 minutos un penal ponía a Maradona frente a Baley, con la posibilidad del primer grito conjunto con esa hinchada que colmó el estadio. La carrera con la vista alta y el zurdazo abajo, que -como diría Víctor Hugo Morales, iniciando también ese día su romance con la audiencia deportiva argentina- “la soltó como una lágrima”. Luego vendrían -también en la primera etapa- dos goles de Miguel Brindisi, el eximio volante reconvertido en un nueve tirado atrás para ser el socio ideal de Diego en ese Boca Campeón Metropolitano 1981. Al inicio del complemento la “Pepona” Reinaldi descontó para el visitante, y sobre la hora del partido, un nuevo penal, y el segundo gol oficial de Maradona en Boca, que convertiría 17 en ese torneo (en 28 partidos jugados, con un promedio de gol de 0.61).
El primer gol oficial de Maradona en Boca, relatado por Víctor Hugo Morales.
Compartimos el enlace del compacto del partido.
Como dato anecdótico vale destacar que el mismo día del debut oficial de Maradona en Boca, hacía su estreno en primera con la camiseta xeneize un nicoleño: Rubén “Conejo” Acevedo. Un producto genuino del fútbol arroyero que integró aquel equipo campeón de Boca Juniors, y redondeó una extensa trayectoria que incluyó clubes del exterior. Pero además de un notable defensor, el “Conejo” siempre dejó su imagen de persona de bien, de ser humano íntegro y respetado por todos. Y se dio el lujo, junto a otro nicoleño, Jorge “Pato” Cecchi, de jugar con la azul y oro nada menos que compartiendo plantel con el más grande de todos. Y en el caso del “Pato” Cecchi, también lució la celeste y blanca junto a Diego. Un doble y gran honor sin dudas.
El cierre musical de nuestra columna de hoy: Soledad Pastorutti y Diego sobre el escenario, cantando “Brindis”…