Si algo le faltaba a este aciago mes de junio de 2021, ya de por sí plagado de tanta angustia, tristeza, incertidumbre, dolor y muerte, es que se trata del primer junio sin Diego Maradona en vida. Y para quienes transitamos otros junios, ya lejanos en el calendario, en los cuales este mes era sinónimo de fútbol, de mundial, de Maradona, es imposible no sentirnos abordados por una genuina y maradoniana nostalgia. Los junios de Diego nos marcaron definitivamente a fuego a quienes tuvimos la suerte de disfrutar su magia, su talento, su zurda, todos atributos puestos al servicio de esa celeste y blanca que tan bien le quedaba al Dios del fútbol.
Entendemos a los más jóvenes, a los futboleros de generaciones posteriores que si bien conocen la leyenda de Maradona, han forjado su alma futbolera al influjo de otros héroes de pantalón corto. Y comprendemos cabalmente que el mes de junio, cada cuatro años, detone ese sentimiento especial que genera el fútbol de la Copa del Mundo. Y surjan los fixtures, las cábalas, los asados o picadas -según el horario- para ver juntos el partido, los gorros arlequines, las mejillas pintadas de celeste y blanco, y desde 2010 en adelante las infaltables vuvuzelas. A nosotros mismos, los fundamentalistas maradonianos, nos dan ganas de entusiasmarnos igual que en 1982, en 1986, en 1990 y en 1994. Pero resulta difícil, por no decir imposible. Sólo pudimos experimentar una sensación parecida en Sudáfrica 2010, cuando Diego fue el líder de saco y corbata al costado de la cancha, como entrenador. Desde entonces, nos cuesta. Nos cuesta entusiasmarnos con los nuevos junios mundialistas, y más aun nos cuesta dejar de rememorar con infinita nostalgia aquellos junios mundialistas. Los junios de Diego, de sus gambetas, de sus goles, de sus milagros futboleros.
En esta misma columna repasábamos, semanas atrás, algunos de los memorables pasajes de Maradona en la Copa del Mundo. Por ejemplo, sus dos primeros goles en mundiales de mayores, una noche en Alicante, durante España 1982. Era junio 18 -viernes- en el almanaque futbolero.
Diego nuestro que estás en tus goles (Capítulo 10) La Duquesa de Alicante
Y también dábamos cuenta del día del gol mellizo a Giovanni Galli, arquero italiano que ya lo había sufrido en idéntica maniobra -y en innumerables jugadas más- en partidos disputados por el calcio. Era junio día 5 -jueves- y ayer se cumplieron 35 años.
Diego nuestro que estás en tus goles (Capítulo 11) Galli y el gol mellizo
Hoy junio sigue siendo el mes del fútbol mundial -con el segmento final algunas veces en julio-, ya sea para vivir la Copa del Mundo cada cuatro años, o bien para recordar, en esos junios del medio, las hazañas de los grandes del fútbol internacional en la máxima competencia. Entonces aparecerán las efemérides que traigan a la memoria la hazaña uruguaya en 1950, el Brasil Tricampeón con Pelé, el robo de Inglaterra en 1966, la Naranja Mecánica holandesa en los mundiales de 1974 y 1978, sin dudas los goles de Mario Alberto Kempes en el Mundial de Argentina, y tantas apostillas relacionadas con la maravillosa invención de Jules Rimet.
Pero junio, estimados futboleros, junio es sinónimo de Maradona. Porque durante cuatro junios de su vida supo imantar en su metro sesenta y cinco inconfundible, toda la centralidad del fútbol mundial. Todos los ojos del mundo se posaban sobre su magnética figura. Ya sea para verlo castigado impiadosamente por Claudio Gentile y luego irse expulsado de la derrota ante Brasil (junio de 1982), como para verlo llenarse de gloria en México (junio de 1986), para admirar el coraje que brotaba de su tobillo hinchado en Italia (junio de 1990) o para que en junio de 1994 nos regalara su última magia mundialista, más allá de sus piernas injustamente cortadas por los demonios de la FIFA, a los que tanto enfrentó.
Compartimos aquí dos enlaces con un resumen sobre las hazañas futbolísticas de Diego Maradona en campeonatos del mundo (informe de TyC Sports).
Ojalá el futuro les regale a los futboleros del mundo muchos junios inolvidables. Junios llenos de expectativa, de adrenalina, de emoción, de alegría, de festejos. Junios que queden para siempre en sus memorias. Junios que los colmen cada cuatro años, y junios que los hagan recordar en los junios del medio. Para nosotros, los maradonianos, ojalá los próximos mundiales nos dejen junios entretenidos. Ojalá incluso algún junio con Messi campeón, como bien se lo merece, y como así lo deseaba el propio Diego, sabedor de la herencia bien cuidada de la 10 en la espalda de Lionel. Pero no volverán aquellos días de junio como cuando el Diez jugaba. Y eso nos convoca invariablemente a la nostalgia, al recuerdo y a la emoción. Junio fue, es y será… de Maradona.
El cierre musical con uno de los músicos más maradonianos del mundo: Manu Chao, y su banda “Mano Negra”, interpretando el ya célebre “Santa Maradona”…