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Diego nuestro que estás en tus goles (Capítulo 16) Otra remake en México

Varios goles en la carrera de Diego pueden catalogarse como “mellizos”. En columnas anteriores recordábamos el gol a Italia en 1986, ni más ni menos que una versión previamente ensayada ante el propio Giovanni Galli como portero de la Fiorentina, el 13 de enero de 1985. Hoy nos centraremos en otro gol “calcado” de Diego Maradona, que después de plasmarse en la red del Camp Nou, se repitió gloriosamente una tarde del inolvidable junio de 1986 en el Azteca.

Diego en acción ante la impotencia de media defensa belga.

El paso de Diego Maradona por Barcelona no ha sido aun justicieramente dimensionado. Al contrario de lo que muchos piensan, el astro de Fiorito dejó en tierras catalanas una trayectoria que si bien no fue todo lo brillante que el mundo del fútbol auguraba, tampoco puede ser condenada al menosprecio. En ese trajinar con la blaugrana, Diego dejó goles de extraordinaria factura, como el que le convirtiera al Real Sociedad el 5 de diciembre de 1982, en el estadio del Barca. Fue un partido correspondiente a la decimocuarta jornada de la Liga Española, con arbitraje de Emilio Soriano Aladren.

Bernd Schuster y Diego Maradona, una gran dupla en el Barcelona.

El equipo entonces dirigido técnicamente por el prusiano Udo Lattek alistó a Artola: Vigo, Miranda, Migueli y Alexanco: Schuster, Muñoz, Manolo y Maradona (Periko Alonso): Quini (Marcos Alonso) y Carrasco. Por su parte el Real Sociedad, conducido tácticamente por Alberto Ormaechea, presentó a Arconada: Celayeta, Górriz, Larrañaga y Kortabarría: Orbegozo, Murillo, Bakero y López Ufarte: Uralde y Begiristain (Sukia).

El único tanto del encuentro tuvo lugar a los 5 minutos de juego, cuando el Lobo Carrasco asumió el papel que en junio 1986 corrió a cargo de Jorge Luis Burruchaga. El único dato diferencial fue que Carrasco metió el pase en diagonal al corazón del área con pierna izquierda (Burru lo haría con derecha), por donde llegaba Diego para enfrentar al arquero, y con un toque suave -apenas lo suficientemente elevado-, burlar el achique del legendario Luis Miguel Arconada. Fue victoria culé por la mínima diferencia, con tres datos para remarcar: la gran actuación del arquero visitante, un gol de cabeza de Maradona en el segundo tiempo (mal anulado por el árbitro) y la tremenda infracción de Górriz a Diego en el final del encuentro (otra de las circunstancias que hicieron de Maradona el más grande de todos: a ningún futbolista en la historia le han pegado tanto, y sin embargo ha logrado demostrar un nivel de excelencia).

Aquí el resumen de las mejores jugadas de aquel partido, con el gol de Maradona a los 5 minutos del primer tiempo.

La segunda versión de este gol, y lógicamente consagratoria, es historia conocida. Tuvo lugar el 25 de junio de 1986, en el entonces Distrito Federal de México. Por instancia semifinal de la Copa del Mundo que cuatro días más tarde ganaría el equipo de Carlos Bilardo, Diego Maradona convertía dos goles de una factura técnica excelsa. El segundo (a los 63′) fue una brillante definición luego de un slalom corto y veloz, desde el centro del área rival hacia la izquierda. Pero el primero (a los 51′) fue una casi exacta remake del gol convertido al Real Sociedad por el campeonato español, 1.298 días antes. La trajo Héctor Enrique desde campo argentino, cedió a la derecha para Jorge Burruchaga, que enganchó hacia adentro y con una cachetada de derecha metió el balón para el ingreso de Maradona, que con tiro similar al que doblegó a Arconada, en esta oportunidad burló al no menos legendario Jean Marie Pfaff.

Perlas, hitos, detalles pintorescos que deja a cada repaso, a cada recuerdo, a cada flashback la trayectoria del eterno número 10 celeste y blanco. Hoy se cumplen cinco meses de su partida, pero desde esta columna seguiremos recordándolo. Haciendo hincapié en aquello que lo hizo grande: su fútbol, sus goles y su relevancia social incuestionable.

El “Lobo” Carrasco y Jorge Burruchaga, lanzadores para otro gol mellizo en la carrera del más grande.

Cerramos la columna de este domingo con el inolvidable precalentamiento en Alemania. Que suene Opus y su melodía para siempre maradoniana: “Live is Life” (es probable que ya la hayamos compartido, y seguramente no será la última vez, porque apenas suenan sus primeros acordes, ya nos brota una genuina emoción).

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