“La dueña del grito sagrado”
“Poneme arriba, me queda muy lejos el arco”, esas fueron las palabras textuales al director técnico de una joven Luciana Ibarra. En ese momento arranco una relación que parece interminable, Lucha y el gol. O mejor dicho, muchos goles, pero en un arco diferente. La ganadora del Plumi 2019 en fútbol femenino, algunos años antes estuvo ternada en handball.
Para iniciar la charla, la goleadora así lo explica: “Siempre me gustaron los dos deportes por igual, pasa que cuando era chica no había futbol femenino como ahora y tenía que jugar con chicas grandes o incluso con chicos. A los 11 años me llevaron a jugar al handball, pero no porque me guste más, si no porque no había donde jugar al futbol”.
Tuvo que esperar hasta los 16, para empezar a relacionarse con frecuencia a la número cinco, “se empezaron a jugar los torneos en cancha de baby, de siete o de cinco. Con mis amigas armamos un equipo que se llamaba Dosco, ganamos un montón de torneos, incluso había veces que no nos dejaban participar porque decían que éramos profesionales” recuerda “Lucha”. A lo que agregó: “La mayoría jugábamos al handball y hoy, varias seguimos jugando en la liga de fútbol”.
– ¿De qué forma se jugaba el fútbol femenino en San Nicolás antes de la creación de la liga?
– Nosotras éramos parte de muchos torneos, algunos duraban tres meses, otros todo un fin de semana. Con frió, en pleno invierno, pero lo importante era ganar.
– ¿Cómo fue el cambio a jugar en cancha grande, dentro de una liga organizada?
– Era algo que quería hacer hace mucho tiempo hasta que llegó dio la oportunidad. Por eso tuve que dejar el handball, es complicado hacer las dos cosas. De hecho lo extraño, siempre pienso que voy a volver. Pero me gustan los desafíos y año a año, por suerte, me surgen propuestas para seguir jugando al fútbol. Venía de una lesión de ligamentos cruzados, en handball y después de ocho meses sin jugar, en la Costanera me encontré a las chicas que en ese momento representaban a General Rojo, donde estaba Sol Alonso, que me invitó a jugar, me gusto la idea y comencé.
– La gran expansión del fútbol femenino, ¿Cómo la vivís?
– Con el tema de la profesionalización está claro que las chicas se valen por si mismas. Es un paso gigante. Dudo que pase, pero estaría bueno que algún día llegue acá. Las chicas siempre tuvimos ganas de jugar al fútbol, pero la sociedad no lo permitía. Cuando era chica pensaba que estaba bien, que era solo para hombres y que siempre iba a ser así.
– ¿Consideras a esta explosión del fútbol femenino como parte de la revolución feminista actual?
– Sin dudas que ayudó. Se le va dando cada vez mas trascendencia, acá en la Liga lo mismo. Cada vez se vienen chicas más chicas a jugar.
– ¿Qué se siente ser parte de la selección nicoleña?
– En realidad ya me había tocado representar a la selección en handball y es parecido. En el primer torneo nacional que jugamos, no sé si llegamos a tomar dimensión de lo que fue, porque en Mendoza salimos terceras y dependiendo de otros resultados. El año pasado llegamos mejor, más armadas, pero nos tocó Chaco, el campeón y no pudimos avanzar. Tenemos una deuda pendiente.
Con respecto a ese Nacional que se disputó en La Rioja, Lucha señaló que jugaron en una cancha “sin césped, todo tierra, hasta con piedras. 40 grados al mediodía, fueron muchos factores juntos que nos jugaron en contra., tendrían que tomarse un poquito más en serio el torneo los organizadores”.
– ¿Qué sentiste al jugar en el Estadio Único?
– Fue algo soñado, porque encima ya quedamos en la historia, no sé si alguna vez volveremos a jugar ahí, pero fuimos las primeras campeonas. Lo jugamos, lo vivimos y cumplimos un sueño. Creo que si perdíamos, me moría, me frustro mucho. No me gusta perder a nada. Mi mamá que me sigue, lo sabe.
– ¿Qué fue lo más raro que te gritaron adentro de una cancha? Ser policía local debe influir para los gritos
– Si bien cuando entro a la cancha intento no escuchar, cuando se jugó la final de la liga, los hinchas de Argentino Oeste nos gritaron cosas muy feas a todas. Con la profesión si, algún grito de mas siempre hay. Una vez, jugando con la selección en Somisa, me dijeron: ¿Qué miras pitufa? Sacate la gorra. Al día de hoy todavía no se quienes eran las que lo hicieron.
– ¿Soñás con llegar al futbol profesional?
– Siendo sincera, no. Me ha tocado que me llamen de SAT, equipo que ascendió a primera este año, dos veces. La primera vez no quise ir, se me complicaba mucho con el trabajo. Antes de fin de año me volvieron a buscar para después del 15 de diciembre. Pero estábamos jugando los partidos definitorios acá y no me iba a ir. Ahora ellas ya arrancaron y yo tengo otro desafío enfrente, que va a ser jugar en Matienzo. Me pasó con el handball, me vino a buscar Ferro, pero soy muy mamenga, no me quise ir. Nunca digo nunca, pero es muy complicado que me vaya de San Nicolás.
– ¿Qué se siente hacer un gol?
– Me cuesta describirlo, son muchas emociones juntas. No tiene explicación, sea con la camiseta que sea.
– ¿Se puede comparar un gol en futbol con uno en handball?
– No, no se comparan. En el handball por ahí de sopetón podes hacer un gol, en cambio en fútbol cuesta llegar al arco rival. Se valora más.
– ¿Qué significó para vos ganar el Plumi?
– Siempre es un honor y un orgullo estar ternada entre tantos buenos atletas. Todos, de alguna u otra forma esperamos esa fiesta, el que lo niega, miente. Ganarlo fue un plus.
Definiendo de primera
Un ídolo: Cristiano Ronaldo
Un referente en tu puesto: Luis Suarez
Un referente de otro deporte: Emanuel Ginóbili
Una socia en la cancha: Sol Alonso
Un maestro: Emanuel Ojeda
El gol más lindo que hiciste: Por lo importante, no por lindo, el penal de la final.
El lugar más lindo que tocó jugar: El Estadio Único
Un lugar de San Nicolás: La casa de la Nelly, mi mamá.
Una amiga del deporte: Catalina Vivas
Una amiga de la vida: Agustina Tristán
Nicolás Pastocchi
@nicopastocchi
Imágenes gentileza de GM Fotografía.