En una única y exclusiva entrevista Mariano Heymo convocó a SNNEWS para dar testimonio sobre el robo en el que fue damnificado. Nos citó en su casa con la intención de narrar los hechos tal cual sucedieron, y sobre todo para dejar asentado que su negocio inmobiliario no tiene nada que ver con el robo, sino que el dinero sustraído era para pagar una deuda personal por fuera de su trabajo. También que el monto que se maneja por los medios no es el que dicen. Mariano tuvo una condición para esta nota, sin fotos.
Falcón y Don Bosco, donde Mariano Heymo sufrió el robo. Hasta hace un tiempo había una cámara de seguridad en esa esquina.
Mariano Heymo en primera persona.
28.11.2019 “Lo pensé toda la mañana y me decidí dar la entrevista, porque están diciendo muchas cosas por los medios que no tienen nada que ver, hasta dijeron que la plata había aparecido. Pienso dar esta entrevista y ninguna más” Esas fueron las primeras palabras, que el profesor y Martillero Público dejó caer sobre la grabación. Heymo es una persona conocida en la ciudad por la tenacidad laboral y porque es un ejemplo de esfuerzo y superación: “trabajo desde los 15 años y cuando me fui a estudiar a Rosario trabajé en muchos oficios para costearme los estudios.”
El lunes 25 de noviembre Mariano se sentía descompuesto, por lo que decidió quedarse todo el día en su casa. A medida que el día avanzaba se iba sintiendo mejor, ya por la noche pudo descansar. El martes cerca del mediodía se dirige al banco, pero dejemos en sus palabras exactas la narración de los hechos:
“El día martes a las 11:30 me fui directamente hasta el banco, retiro un dinero que no es la suma de la que están hablando (es menos) y me iba directamente a hacer un pago a una gente que le debía. Es más, todavía no era el vencimiento pero justo cobre una plata y me quería sacar esa responsabilidad de encima, en definitiva y lo repito, iba a pagar una deuda personal. No había llevado nada donde poner la plata, entonces cuando la retiro del banco, la envuelvo en un suéter y la pongo arriba del asiento del acompañante”.
Mariano se dispuso a cebar mates, pero quedó congelado en el relato, todavía no ha tocado ni el termo ni el mate, está sumergido en las horas amargas del día anterior. Amasa un encendedor entre sus dedos y continúa:
“Antes de llegar a destino donde me esperaban las personas a las que le iba a pagar, decidí pasar por un negocio ubicado en Calle Don Bosco y Falcón para comprar un poco de cloro, ya que había pasado el fin de semana limpiando la pileta al rayo del sol. -Voy a comprar cloro antes de cierre el negocio- pensé, venía circulando por calle Don Bosco y doble por Boulevar Falcón y estacioné a no menos de 10 metros de la puerta del negocio donde compré el cloro”
Mariano se baja para dirigirse al negocio y extrañamente cuando quiere cerrar el coche el sistema electrónico no anda, tuvo que intentar reiteradas veces hasta que logró cerrarlo, que él recuerde nunca le había sucedido. El damnificado no sabe con exactitud si llegó a tardar 5 minutos como máximo.
“Cuando salgo del negocio miro hacia el auto y veo que estaba como deforme el vidrio de la ventanilla del acompañante, me digo a mi mismo -por favor que sea el reflejo del vidrio-, me voy acercando y efectivamente estaba el vidrio roto y la plata no estaba. Me entró una angustia y una desesperación horrible. Hice algunos llamados, también la denuncia, luego vino la policía científica y demás fuerzas y protocolos que se ejecutan ante un hecho como este.”
Mariano se despabila un poco, fuma un cigarrillo, se acuerda del mate y se pone a cebar. La amargura se le dibuja en la cara y cada tanto rememora sus primeros años de trabajo, su esfuerzo, pareciera que su espíritu se esfuerza por recordar que ya ha salido de complicadas situaciones como esta o peores:
“Me molesta que se haya metido a la inmobiliaria en todo esto porque no tiene nada que ver con lo sucedido, y además no se maneja efectivo sino que se realiza todo a través de transferencias . Además las inmobiliarias no compramos propiedades o terrenos, somos intermediarios entre el vendedor-comprador y cobramos una comisión, pero nada más”.
Heymo destaca el accionar de la DDI, su interés y profesionalismo, también dice que cuando a una persona le toca “la mala” puede ver lo que significa para los demás, la única vez que se alegra en toda la entrevista es cuando recuerda la gran cantidad de llamados y mensajes de apoyo de amigos, familiares y colegas:
“Me pongo a pensar y pudo haber sido peor, porque si esta gente me estaba siguiendo (hoy no lo puedo decir si es así o no) pudo haber tenido otra consecuencia. No hay mal que por bien no venga, había pensado en pasar a buscar a mi hijo antes de ir a pagar la deuda, te imaginas lo que pudo haber sido entonces, todo mucho peor”.
Mariano no puede contenerse y llora, el rojo de su fondo de ojos producto del stress y el llanto, resalta sobre sus ojos claros. Así la angustia dibujada en su rostro, se hace lágrima y descomprime tanta tristeza. La tarde fue cayendo sobre la ciudad, que como en otras jornadas nos pone ante la situación de narrar un hecho insólito para estas latitudes.
