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Clinica Santa Isabel y el taller de origami: un mundo para descubrir

Karina Dora Rebuffo se fue a vivir a Bs As y en un Centro japonés aprendió la técnica del origami. De regreso a San Nicolás realizó por varios años consecutivos el evento “1000 grullas por la paz” . En una oportunidad recibió una propuesta para una entrevista en el Hospital de Día de la clínica Santa Isabel. La técnica del origami ejerce acciones terapéuticas sobre la salud. Hace 4 años que los pacientes de la clínica están en contacto con esta técnica oriental. Junto al taller de escritura y literatura están trabajando en una próxima visita en el Hospital San Felipe el próximo día del niño

 

“Todas las artes son un aporte a la salud y a la paz”.

Corría el año 2008 y Karina Dora Rebuffo se iba a vivir a Bs As. Una vez instalada y con trabajo, va a anotarse a un centro japonés para cursar un taller de caligrafía, pero el cupo de matrícula básica  no llegó a cubrirse, por lo que el taller quedó suspendido. Una de las encargadas del lugar le presentó otra propuesta:

“¿Por qué no te anotas en un curso de origami.?” Como Dora en aquel momento estudiaba Diseño de Indumentaria le llamó la atención, ya que vio que de un plano podía generar una tri-dimensión:

“En la indumentaria se hace eso, se trabaja con planos para lograr volumen”.

El curso o taller duraba aproximadamente 2 meses. El origami (ori=plegar / gami=papel) es una técnica que busca la perfección, con ella se pueden lograr varias formas, entre ellas las grullas. El origami se originó en Japón y en sus inicios, tuvo un sentido religioso. Sin embargo, más tarde se desarrolló como un pasatiempo y posteriormente, como recurso pedagógico y terapéutico, atrayendo la atención de matemáticos y científicos.

“En la cuarta clase cuando el profesor nos enseña la figura de la grulla, antes de comenzar el doblado nos cuenta la historia de Sadako Sasaki, la niña que  sobrevivió a la explosión de la bomba atómica. Con los años la niña enfermó y una vez internada en el hospital comenzó a plegar grullas con el objetivo de llegar a las 1000, pero falleció antes. Hay otra versión de la historia que dice que no sólo lo logró, sino que Sadako llegó a plegar 1.400 grullas. En recordatorio a esta niña y al terror mundial de la bomba atómica, se conmemora el evento de escala mundial 1000 grullas por la paz. La grulla es un pájaro milenario adorado por la cultura japonesa.”

Dora le propone a sus compañeros de taller hacer entre todos las 1000 grullas. Pero perdió contacto con muchos de sus compañeros por el corto tiempo del taller, dos meses. Igualmente su entusiasmo no se doblegó y comenzó sola a armar las grullas. En aquel momento trabajaba en una galería de arte contemporánea, se le ocurrió ponerlas en una vitrina en uno de los pasajes de la Galería, de esta manera los que por allí transitaban viendo lo que se exponía, también se topaban con las grullas.

“Las grullas le llamaba la atención, yo les contaba la historia y por qué las estaba haciendo, de esta manera mucha gente colaboró para llegar en aquel año a las 1000 grullas por la paz.”

El 6 de agosto se conmemora este evento mundial de 1000 Grullas por la paz, mismo día en que el mundo conoció uno de los rostros más cruel del ser humano de la mano de los EEUU. Ese día se arrojó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, más precisamente en el año 1945. 

“Como trabajaba en la galería de arte, me dieron una sala y allí las expusimos, fue la primera vez que me puse al frente del evento. Luego volví a vivir a San Nicolás y lo hicimos acá.”

Cada vez que volvía a la ciudad, sentía íntimamente la paz de las siestas nicoleñas y ribereñas, algo en su interior se conmovía. Definitivamente regresa en el año 2009 y se tomó algunos años para estar en silencio, la cultura oriental había crecido fuertemente en ella en medio de la Capital y en el silencio de San Nicolás ya se había hecho carne.

En el año 2011 Dora ingresa a un grupo de fotógrafos que se reunía en el Centro Cultural Rumbo. Un grupo de fotógrafos forman paralelamente también lo que se llamó el Foto Club San Nicolás. Una de las fotógrafas del grupo la incita a realizar el evento de las 1000 grullas por la paz que Dora le había contado tantas veces. Así que le proponen al Foto Club armar una muestra fotográfica sobre la paz y la no violencia. El  primer y segundo evento de las -1000 grullas por la paz- se realizó en la galería del teatro Municipal Rafael de Aguiar, los años posteriores el evento se masificó por lo que se trasladó a la Plaza Sarmiento. El último en realizarse fue en el año 2016.

“Me fui a vivir a Bs As porque sentía que San Nicolás no tenía nada para darme, que era aburrido. Ahora de regreso sí tenía yo algo para darle a la ciudad, sino sólo iba a quedarme en la queja, así es que aterrice en mi terruño montada a una grulla. También darle algo a la paz, todas las artes son una porte a la paz”

Una vez instalada en la ciudad, continuó estudiando origami en la ciudad de Rosario.

 

El origami y las grullas en la clínica Santa Isabel.

“En el año 2014 me escribe Betiana Saric al facebook de -1000 grullas por la paz-, ella es la coordinadora de todos los talleres del Hospital de día de la clínica.  Betiana quería que visitemos la clínica para exponer lo que hacíamos y a contar la historia, pero el evento -1000 grullas por la paz- demandaba mucho trabajo y movimiento, por lo que con el grupo habíamos decidido cortar las visitas a las instituciones, una semana antes a realizarse el evento. Faltaban 2 días cuando me escribe Betiana, con todo el dolor del alma le tuve que decir que no, le expliqué el por qué y me comprometí a escribirle al año siguiente, claro que también los invité al evento. Efectivamente al año siguiente le escribí un mail y ella me cita a una entrevista y entre varias cuestiones me pregunta por los beneficios de la técnica del origami. Ella estaba interesada en los ejercicios de la memoria, la motricidad fina y la atención que demanda la coordinación de la mano y el ojo, demanda mucha atención. Así que fuimos con un grupo de colaboradores a mostrarles la técnica a los pacientes. Betiana quedó muy conforme, por lo que luego me ofrece dar el taller de manera continua en el Hospital de Día de la clínica.”

La propuesta de tamaña experiencia en un principio la llenó de dudas.  Por lo que le propone a la coordinadora realizar una prueba durante un mes, para ver lo que le sucedía a los pacientes y a ella también. Justamente es lo que Betiana pensaba, así que el taller de origami se puso en marcha en el Hospital de Día. Ni bien acepté desde el Hospital de Día me comunicaron el objetivo que persiguen los talleres y el tratamiento terapéutico en general: la re inserción y la sociabilización.

“Durante ese mes vi que en ellos les llamó la atención y les gustó hacerlo. Si bien tenían algunas dificultades al principio porque la técnica demanda mucha perfección, en la mayoría vi ganas de continuar. Desde mi lado entendí que podía aprender mucho de los pacientes, era una forma más de ver de qué manera se incorpora la técnica, en este caso con pacientes con afecciones del tipo que a ellos los aqueja o se tratan. Durante toda mi experiencia pude observar de qué manera y cómo cada persona asimila la técnica, incluso cada paso de la técnica es más fácil de comprender que otra.”

Dora asegura que la experiencia en el Hospital de Día la enriqueció mucho e  incluso hizo que pueda mirar la técnica desde otra perspectiva: su aporte terapéutico y los beneficios para la salud.

“Cuando daba o doy talleres por fuera del Hospital o la Clínica le digo a los tallerista que se aprenden figura pero que en este taller se hace foco en la precisión y la perfección, que primero se practica y memoriza, después se camina hacia lo ideal. En el caso de la práctica con los pacientes me tuve que relajar y hacer foco en su peso terapéutico, pude ver ese otro costado tan importante y beneficioso para la salud.”

Concentración, memoria, motricidad fina, atención y coordinación de movimiento son algunos de los beneficios que la técnica del origami aporta a la salud de las personas. Los pacientes han participado de diferentes eventos y también han realizado por propia iniciativa intervenciones en diferentes espacios públicos de la ciudad.

“Teniendo en cuenta que el objetivo que persiguen los talleres y el tratamiento terapéutico en general es la re inserción y la sociabilización, intento que ese papel doblado a partir de la técnica del origami sea una suerte de comunicación con otro, un gesto un mensaje no verbal. Hacemos tarjetas, grullas de regalo o diferentes figuras a partir de la técnica.”  

 Dora no para de proyectar, es inquieta y la apasiona lo que hace. Cuando le pregunta qué objetivos tiene, es concreta.

“Junto al taller de literatura y escritura de Cristian Camino, estamos trabajando en una actividad para el día del niño en el hospital San Felipe, donde entregaremos grullas con frases motivacionales”.

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