Los pronósticos aseguraban las temperaturas más bajas del año . Por lo tanto, la iniciativa que tomaron Rodolfo D´Onofrio y Juan Carr contribuyó para que el Monumental se transforme en el refugio ideal para las personas que están en situación de calle.
El Antonio Vespucio Liberti abrio sus puertas a partir de las 18 de ayer para recibir a los afectados que habitualmente duermen al intemperie. Además, el club recibio y donaciones (abrigos y frazadas) para los afectados.Se espera que varios clubes de Primera y del ascenso se sumen a la medida, dado que el frío afectará a varias zonas de la Ciudad y del conurbano bonaerense.
La acción comenzó a difundirse apenas 24 horas antes, pero la temperatura y el evidente crecimiento de personas en situación de calle más lo fuerte desde lo simbólico que resulta que se abra el estadio más grande del país para recibir personas que no tienen dónde dormir, hizo que la convocatoria impactara rápidamente. Desde las 18 del miércoles -y hasta las 8 de este jueves– el desfile de personas que se acercaron a dejar bolsas impresionó.
La cantidad de personas en situación de calle creció en los últimos años. El vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, adelantó el miércoles cifras del censo oficial de “sin techo” que hace cada año. Anunció que hay 1.146 personas con esas complicaciones en Capital, representa un 5% más que en 2018.
Para las organizaciones sociales porteñas, el número no representa la realidad. A fin de mes se conocerán los datos del segundo censo popular de personas en situación de calle. Algunas estimaciones previas apuntaban a que el número podría duplicarse. Los voluntarios que caminan cada noche las calles porteñas observan un crecimiento, especialmente de familias enteras.
“Son historias muy duras”, reflexiona conmovido Carr, mientras a nuestro alrededor un centenar de personas empieza a meter sus cosas en bolsas y se suma a la fila para ir a dormir al salón donde habitualmente se practica karate en el Monumental.
En ese espacio desplegaron colchonetas y dividieron el salón en tres partes: para los hombres, para las parejas y para las mujeres y las mamás con sus hijos. Si bien la mayoría de las personas que vinieron a dormir bajo techo a River son hombres, hay una decena de niños con sus madres.
Voluntarios de Red Solidaria explican que River dispuso que se abrieran todos los salones que fueran necesarios. Un rato antes a un pequeño grupo, especialmente de nenes, los llevaron a una visita al Museo River. Finalmente, algunos se quedaron durmiendo en el garage, acurrucados en rincones, y otros descansaron sobre el tatami.
“Es un encuentro de gente que no se conoce. Con historias duras y complejas. No esperábamos esta cantidad de personas. Hay mucha necesidad, se difundió rápido y también le creen a River“, agrega el activista de la solidaridad.