Nahuel Alfonso tiene 17 años y sufre de parálisis cerebral y retraso motriz (los huesos rígidos) desde el nacimiento. Durante todo el día está sentado en una silla especial pero ya le queda chica. María su madre dice que es como un bebé grande. Todos los días lo baña y le da de comer en la boca, tanto el desayuno como la merienda, el almuerzo y la cena.A
“Cada día trato de poner lo mejor de mí, mientras esté conmigo trato de darle una mejor calidad de vida, pero al estar tan grande ya se me complica para bañarlo, porque tengo una bañadera común, no las que se necesitan para el tipo de enfermedad que él tiene”.
María tiene seis hijos más y vive en barrio Los Viñedos en calle Ferreyra 162. Está sola con sus hijos y contra todos los males que la aquejan. Cobra la pension por 7 hijos y la pensión por discapacidad para Nahuel. No puede salir a trabajar porque su deseo es velar por la salud y el cuidado de su hijo, dice que le cuesta confiar y dejar a Nahuel en manos de otra persona.
“Mientras tenga yo vida, voy a cuidarlo como lo vengo haciendo hace 18 años”
María es morocha y su semblante proyecta fortaleza. Después de decir lo que dice, se le humedecen los ojos.
Nahuel tiene la mutual IOMA gracias a la pensión que recibe, lo que le permite asistir a una clínica privada en San Pedro. En la misma ciudad va a la escuela todas las mañanas, institución en la que también se encuentra un centro de rehabilitación al que Nahuel asiste. Va y viene a San Pedro en una combi que pertenece a la clínica, se va a las 6 de la mañana y vuelve a las cinco de la tarde.
María nos lleva a recorrer la casa y nos muestra la cama donde duerme Nahuel y lo que estaría necesitando: un colchón nuevo, una silla de movilidad más grande y poder reformar el baño.
“El usa pañales pero los obtengo gracias a la Mutual que es de vital importancia, sin la mutual la mitad de la vida de Nahuel se apagaría”
El día está nublado pero el calor se hace cada vez más pesado con el avance de la tarde. Nos subimos al auto y nos alejamos en silencio. Creo que el fotógrafo y yo sentimos íntimamente admiración por esa mujer y deseo de que esta crónica surta el efecto para que Nahuel obtenga lo que necesita.