Editorial
06.01.2019 El 2018 terminó siendo el peor año económico desde el 2002 y este año será un año de transición hacia el 2020, donde se renueva un periodo de gobierno y el escenario se vislumbra muy duro para quien le toque ejercer el mando del país. Principalmente porque los compromisos asumidos por deuda contraída son ampliamente superiores a los ingresos genuinos obtenidos por el Estado, ya sin capacidad de obtener divisas para su pago.
Que significa esto? El gasto público, que está conformado por el sostenimiento de la estructura estatal, las obras públicas, las sueldos y jubilaciones, al que se le sumaron intereses de deuda pública, supera largamente la capacidad de generar ingresos del estado, conformado principalmente por el cobro de impuestos y las exportaciones.
El gobierno se a planteado metas de déficit 0 (cero), es decir que los ingresos vs los egresos estatales se equilibren y en estos dos últimos años se buscó corregir el desequilibrio en base al endeudamiento y al auxilio del FMI. Ahora bien, ahora hay que empezar a pagar esa deuda y sus intereses, es decir que es necesario conseguir dólares para pagar dicha deuda tomada en moneda extranjera, en un contexto de casi nula posibilidad de conseguir prestamistas y la estructura productiva paralizada.
En un escenario recesivo como el actual y el futuro inmediato, la capacidad de generar mayor producción es casi nula y la única forma de fomentar mayores ingresos es a través de mayores impuestos (en este momento la presión tributaria, es decir la cantidad de impuestos que se pagan, es record) o liquidar mayores exportaciones. Un esquema muy rígido a mejorar.
Y en contraposición, aumenta el gasto público, fundamentalmente por el mayor pago de intereses de deuda. Esta ecuación para el 2020, se ve muy complicada, ya que al no conseguirse fuentes genuinas de ingresos, se deberá recurrir a conseguir financiamiento, con el agravante que en 2021 se debe empezar a devolver lo que el FMI prestó. Y no son montos menores…
Esta última etapa del gobierno deja muchos interrogantes, que no son para nada triviales, de los cuales solo mencionamos algunos que nos pueden ayudar a entender cómo serán los tiempos por venir…
– Como va hacer el próximo gobierno para volver la tasa de interés a niveles que permitan tomar crédito necesario para la estructura de financiamiento empresarial. Si baja la tasa, se dispara el dólar… y si se dispara el dólar, implica devaluación y consecuentemente traslados a precios y pérdida de salario real.
– Como conseguirán disminuir el déficit fiscal, con dos rubros como las intereses de deuda y los subsidios de tarifas dolarizadas, subiendo tan fuerte y con casi nula capacidad de tomar nueva deuda?
– Como fomentar mayor recaudación en un esquema recesivo?
– El gobierno actual ha recurrido a reducir las partidas presupuestarias para poder sostener la espiralizacion del déficit fiscal, pero hay margen para poder seguir haciéndolo? Despedir agentes públicos, disminuir sueldos y jubilaciones, son posibles?
Sin lugar a dudas, la combinación de políticas neoliberales y la mala praxis del gobierno, han pulverizado las expectativas de mejoras prometidas y el gobierno actual solamente aspira a terminar el mandato sin default ni estallido social. Para el que siga, queda el desafío …
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