Lo que mata, aseguran, es la humedad. En esta sucesión de días grises y lluviosos, es todo un desafío que se seque la ropa. Y cuando finalmente se seca, el olor a humedad es fatal.
Es clave escurrir la ropa dentro de una toalla seca: colocarla dentro de una toalla grande o toallón, al estrujarla quitarle el agua y después colgar.
Una opción medio rara pero que funciona es poner la ropa lavada dentro del congelador, en una bolsa: dejar hasta el día siguiente.
Al terminar un lavado, no dejar la ropa dentro del lavarropas, colgar enseguida para que no junte olor ni humedad.
Al colgar la ropa, respetar el espacio entre prenda y prenda, porque al colgar unidas varias prendas impide que se seque
Dar vuelta la ropa colgada, y volver a colgarla, “como un secado por dentro y por fuera”.
Finalmente, la opción que requiere un gasto extra, dado el aumento de la tarifa de la energía: cuando terminó el lavarropas de lavar, poner luego la opción de centrifugado sólo, y la ropa sale mucho menos húmeda.