20.03.2024
Esta madrugada se produjo un siniestro químico en la empresa Atanor de consecuencias desconocidas para la población.
La justicia por orden de la doctora Luciana Díaz Bancalari ordenó el cese de actividades de la empresa.
Foto ilustrativa
Julio César Corbalán, un operario que trabaja en la planta de Atanor San Nicolás, debió ser atendido de urgencia, producto de las heridas recibidas por el derrame de ácidos en el lugar.
Según explicó la empresa a través de comunicado en horas de la madrugada, se produjo un incremento de presión en el proceso de síntesis química de atrazina que generó la ruptura de la tapa del reactor afectado al proceso. “Esto dio origen a un incendio en el sector de aminación de la planta, que requirió la intervención de los bomberos de San Nicolás y Ramallo, quienes prontamente pudieron controlar el foco”. De esta manera la empresa Atanor comunicó lo sucedido en su planta de San Nicolás.
Las consecuencias esperables y evidentes en la zona son irritación ocular y de vías aéreas superiores, en principio, pero nada se sabe de las posibles consecuencias posteriores.
“La empresa dio intervención inmediata al Ministerio de Ambiente de la provincia de Buenos Aires y en conjunto con las autoridades de contralor municipales correspondientes está trabajando para determinar las causas del incidente y evaluando las consecuencias del mismo”, afirmaron.
Que es la Atrazina
La atrazina es un herbicida perteneciente al grupo de los triazinas, utilizado comúnmente en la agricultura para el control de malezas en cultivos como el maíz, la caña de azúcar y la sorga. Funciona inhibiendo la fotosíntesis en las plantas objetivo, lo que conduce a su muerte. Sin embargo, la atrazina es controvertida debido a su impacto potencial en el medio ambiente y la salud humana. Ha habido preocupaciones sobre su capacidad para contaminar el agua subterránea y su posible toxicidad para los organismos acuáticos. Además, se han planteado preguntas sobre sus efectos en la salud humana, incluida su posible asociación con problemas de salud reproductiva y endocrina. Por lo tanto, su uso está regulado en muchos países y se han implementado restricciones sobre dónde y cómo puede ser utilizado.